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Los reyes premian a Amargo, «el último de una generación que rompió con todo»

Los reyes premian a Amargo, «el último de una generación que rompió con todo»

El bailaor granadino recibe la Medalla de Bellas Artes en una ceremonia en el que Felipe VI reivindica el papel del arte para lograr una sociedad más libre

Pablo Rodríguez

GRANADA

Martes, 6 de febrero 2018, 20:46

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No tuvo problemas en reconocerlo. Rafael Amargo lloró. Lloró al llegar a la ceremonia. Lloró al subir al escenario y al bajar después de recoger de manos de los reyes Felipe VI y Letizia la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en el Centro Pompidou de Málaga. «Estas cosas hacen sentir que es importante lo que haces», reconocía minutos después, aún emocionado.

El granadino vivió una jornada especial. Él, el bailaor de la Vega, el artista que conquistó Japón, recibió un galardón que reconoce una labor extraordinaria e incansable en la difusión de la danza flamenca por todo el mundo. Un premio con el que, según reconocía, alejaba esa soledad que anida en lo más profundo del artista. «A veces es muy duro –contó a los periodistas–. Paso muchas horas delante del espejo, o muchas horas bailando contra el suelo. Llevo toda la vida hablando con el suelo y el suelo no me contesta».

Ayer la respuesta llegó en forma de homenaje. El artista, entre lágrimas, recogió la ovación del auditorio ante la mirada atenta de sus padres, a quienes agradeció el apoyo y la presencia. «Hoy estaban aquí, venimos de una familia de poetas y soy el último de una generación que ha roto con todo», aseguró.

Y cierto es. Más de tres décadas de esfuerzo dan prueba de ello. El de Valderrubio estudió en Granada, donde fue alumno de los mejores. Muy pronto dio el salto a Estados Unidos –fue alumno de la mítica escuela de Martha Graham– y Japón, países en los que conoció la dureza del trabajo artístico y en los que logró construir una marca que después se alzaría con gran éxito en España.

El primer aldabonazo lo dio con ‘Amargo’, en 1999. Los premios MAX de Artes Escénicas lo reconocieron ese año como el mejor espectáculo de danza y el mejor intérprete masculino de danza. Después repitió triunfo con ‘Poeta en Nueva York’ –en el que colaboraron figuras como Marisa Paredes o Cayetana Guillén Cuervo– y ‘El amor brujo’. Aunque partiendo de la raíz flamenca, su arte es fruto del atrevimiento. Como alguna vez ha reconocido, Amargo tiene querencia por las fronteras y le gusta poner en pie espectáculos que jueguen con ellas, adentrándose sin temor en los movimientos más contemporáneos.

Este martes, muchos en la ceremonia celebraban esa valentía del artista, los primeros unos monarcas que se interesaron por los últimos trabajos del granadino mientras le entregaban el premio. «Les he dicho que llegué de Japón hace dos días y que ahora me iré a Nueva York a vivir –confesó Rafael Amargo. Ellos viajan mucho, como yo, y conocen muy bien lo que los artistas españoles hacen fuera llevando la bandera».

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