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José M. Liébana
JAÉN
Viernes, 16 de marzo 2018, 14:44
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Música de contrastes bajo las bóvedas vaídas de Andrés de Vandelvira. Con el viento gélido de los idus de marzo azotando fuera, el crucero de la Catedral de Jaén albergó en la tarde noche de ayer a los miembros de Orquesta y el Coro de la Universidad de Jaén y del Coro de Ópera de Granada, así como a la soprano Carmen Solís, la mezzosoprano Mirouslava Yordanova, el bajo Francisco Crespo y el tenor Francisco Corujo, que sustituyó por razones de salud a Sergio Escobar.
Todos ellos dirigidos por el granadino Ignacio Ábalos para interpretar la humanizada misa de difuntos ('Requiem aeternam dona eis, Domine') de Giussepe Verdi, un diálogo con Dios que pasa de la ira del enérgico y famoso 'Dies Irae' a implorar en el 'Libera me', pasando por perdón, la ternura o la piedad.
Los conciertos de la Universidad en la Catedral de Jaén empiezan a ser una tradición. En 2016 fue el ‘Réquiem’ de Mozart y el año pasado, el ‘Stabat Mater’, de Rossini, siempre en torno a la Semana Santa. El concierto de este año ha sido bajo la imagen del Cristo de la Buena Muerte y se inscribe en los actos conmemorativos del 25º aniversario de la UJA.
Casi dos mil personas llenaron el crucero, el coro y parte de las naves, donde se colocaron pantallas de television. Entre los asistententes, el alcalde de Jaén, Javier Márquez; el rector de la Universidad, Juan Gómez; el obispo de la Diócesis Amadeo Rodríguez, y el deán de la Catedral, Francisco Juan Martínez Rojas, entre otras autoridades.
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