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Uno de los puestos de la Feria.

Uno de los puestos de la Feria. RAMÓN L. PÉREZ

La artesanía local está de fiesta

La celebración de los Días Europeos de la Artesanía en el Centro Albayzín dibuja un panorama positivo ante el futuro del sector

JOSÉ ANTONIO MUÑOZ

GRANADA

Sábado, 7 de abril 2018, 01:04

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Delantales polvorientos. Enseres colgados en toscos portones que eran el pasaporte a la calle para aquellos objetos de uso corriente, hechos a mano, que 'hacían el apaño' en casas y haciendas. Cuando pensamos en artesanos, se nos antoja una figura sentada frente a su banqueta, 'dándole a las manos' sin prisa pero sin pausa. Este espíritu permanece también hoy, luchando contra el viento y la marea del reloj y la manufactura 'exprés' Made in China. La artesanía es respeto, el mismo que tienen los artesanos por sí mismos y el que debe tener quien adquiere sus productos. Ese es el objetivo de los Días Europeos de la Artesanía, instituidos en Francia en 2002 con el objetivo de proteger el caudal del saber y vivir de quienes aún con capaces de crear belleza usando sus manos y muy poco más.

Desde la jornada de ayer y hasta mañana domingo, el Centro Albayzín, en la placeta de la Concepción, se convierte en el epicentro del trabajo artesanal con su Feria. Espectáculos musicales clásicos, de cantautores y de música emergente, talleres y exposiciones integran un programa pensado para agradar. Es cierto que no están aquí todas las propuestas, que quizá se eche de menos algún nombre esencial, que sigue su camino a su manera, porque esto del trabajo manual es algo muy personal. Pero sí es cierto que son todos los que están, quienes llegaron a este mundo tras ver vídeos de YouTube sobre el arte del tocado y quienes llevan desde finales del siglo XVIII lleva haciendo trabajos de madera y oro que ya alcanzan ocho generaciones. No importa de dónde venimos, lo importante es dónde vamos, diría el filósofo.

Ante el reto de cambiar el sino incierto al que parecían condenados los oficios manuales por la invasión oriental, la Unión Europea pensó en normalizar la situación. Que se reconociera a los artesanos como un bien histórico y cultural, además del bien utilitario que la creación de empleo que acarrean lleva consigo. Y por ello, ante la posibilidad de que los oficios artísticos se perdieran, se empezaron a crear centros de referencia, como es, y sobre todo, como va a ser, el Centro Albayzín.

Único en España

La reorganización de la formación para artesanos en España va a hacer del Centro Albayzín la institución clave en cuatro de las seis grandes áreas profesionales en que quedará dividido el trabajo artesanal: cerámica y vidrio; fabricación de instrumentos musicales; artesanía tradicional, y recuperación, reparación y mantenimiento artístico. Ello implica, no sólo que a Granada van a llegar más fondos para investigación y formación, sino que maestros vinculados al Centro Albayzín van a convertirse en formadores del resto de los centros de artesanía de nuestro país.

Antonio Suárez, director del Centro Albayzín, analiza la realidad de la artesanía en el día de hoy, y es moderadamente optimista: «Hay oficios muy nuestros que están en riesgo. La taracea, por ejemplo. Quedan muy pocos artesanos de verdad, porque hay quien la practica, pero con unos niveles de calidad muy bajos. Sin embargo, otros oficios, como la construcción de guitarras, están viviendo una época, si no dorada, sí pujante».

Los datos indican que en Granada hay 200 artesanos en el registro oficial, pero son muchos más los que están dados de alta. Algunos, según Suárez, proceden de la Facultad de Bellas Artes. Otros son herederos de la tradición familiar. Otros son ciudadanos de otros países que se han establecido aquí, importando técnicas foráneas. Y entre ellos, hay varios que tienen la categoría de 'maestro artesano', que les otorga un 'plus' de reconocimiento, partiendo de que los oficios artesanos no tienen, por desgracia, la consideración que merecerían.

De Japón hasta Baza

Un paseo por el interior del Convento de Santa Paula, sede del Centro Albayzín –que, por cierto, abre su monumental patio trasero sólo en estos días–, da idea de cuán variada es la realidad artesanal en Granada. Saika Taku, nacida en Japón pero enamorada de Granada y de un granadino, su pareja 'artesanal' Miguel Ángel Lorente, fusiona desde Cónchar la transición cerámica japonesa y la mediterránea. Desde cuencos para comer arroz –o unas aceitunas machacadas– hasta la vajilla para la ceremonia del té –o para calentar un café de pucherete–, pasando por joyería que mezcla tierra y metales preciosos, todo cabe en el imaginario manual de la pareja.

Ceramista y alfarero también, pero de mucho más antiguo cuño y solera, Roberto Casares, heredero junto a sus hermanos de una tradición que se remonta al siglo XIX, con cinco generaciones atrás, y cuyo taller, situado en Monachil, recibe en estos días el título de 'Punto de Interés Artesanal'. La empresa Casares Morales ha dado un paso más allá en este trabajo tan genuino de Granada, buscando elementos, decoraciones y técnicas de la más pura tradición andalusí, como el cántaro de asa alta o boca baja, que no se hacía desde hace siglos, o simbologías ornitológicas de hondo significado. Su más reciente línea de trabajo se remonta a la cultura del Argar, y han conseguido reproducir elementos como vasijas cuyos modelos se han obtenido en excavaciones como las del Cerro de la Encina, de Monachil.

Y del hogar a la calle. Esteban Jiménez representa a una familia bastetana de artesanos de la madera que inició su trayectoria en 1798, y se extiende por nueve generaciones. Trabajan tanto en la esfera civil como la religiosa, aunque su trabajo, donde verdaderamente luce para disfrute común, es en los pasos de Semana Santa. Este año, sin ir más lejos, han desarrollado un espectacular trono para Cartagena. «Este trabajo tiene mucho futuro, porque en Granada nos hemos quedado solos...», dice entre risas. La labor bien hecha, con suerte, tiene premio.

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