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La Tarasca, en la Plaza del Carmen.
La Tarasca se pone flamenca

La Tarasca se pone flamenca

El más afamado maniquí granadino ha lucido este año un traje de flamenca con los colores de la bandera local, el verde y el rojo, para simular un clavel invertido gracias a un traje que incluye neopreno, cortes de tela con láser y un enrejado que ha centrado parte de los dardos criticones del público

maría ruiz (efe)

Miércoles, 25 de mayo 2016, 02:02

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La Tarasca, el tradicional maniquí de mujer subido a un dragón que anuncia la llegada de los días grandes del Corpus de Granada, se ha puesto este año flamenca para simular un clavel invertido y hacer frente a las consabidas críticas al estilismo que le dedican los granadinos y su malafollá.

La salida cada mediodía del miércoles de Corpus de ese trono con una mujer encaramada a un dragón marca el inicio de los días álgidos de la Feria, pero también da el pistoletazo de salida a las críticas del público, que por algo el refranero local incluye como insulto eso de que vas "más fea que la Tarasca".

El más afamado maniquí granadino luce este año un traje de flamenca con los colores de la bandera local, el verde y el rojo, para simular un clavel invertido gracias a un traje que incluye neopreno, cortes de tela con láser y un enrejado que ha centrado parte de los dardos criticones del público.

El diseñador de esta silueta femenina de difíciles hechuras, Antonio Gutiérrez, ha reconocido que su equipo ideó varios bocetos condicionados por el miedo a las críticas y la malafollá local, aunque al final se impuso su apuesta por la moda flamenca.

"Hasta que se nos planteó si hacer algo para la aprobación de la gente o lo que nos gusta hacer y decidimos arriesgarnos porque La Tarasca siempre va a ser criticada", ha reconocido Gutiérrez.

El creador del traje de este año, el que dicen marcará los cánones del estilismo hasta el próximo Corpus, ha combinado en su diseño técnicas vanguardistas como la tela cortada por láser, ha incorporado un canesú central, un enrejado en hombros y mangas hecho a mano en el populoso barrio de La Chana y 75 metros de organdí rizado.

Y todo esto, sobre un vestido hecho con neopreno de seda y una base de popelín para ajustar el diseño a las complicadas curvas de una dama subida al dragón.

"Como vestirla para un diseñador de Granada es un regalo, le quería regalar a la ciudad un clavel y hemos realizado un clavel invertido", ha explicado Gutiérrez para describir a esa figura con volumen que recorre las calles de Granada con los colores de su bandera como la flamenca del 'guasap', aunque con una pose menos lucida.

Por primera vez en su larga historia, pisa calzada gracias al diseño también rojo de Carolina Fresneda e incorpora un tocado con flores de porcelana y unos zarcillos con forma de granada, todo para decorar un traje con mucho volumen que dejó al equipo intentando subirla sobre el dragón hasta las dos de la pasada madrugada.

El maniquí, que han vestido diseñadores noveles y otros afamados como Roberto Verino, Adolfo Domínguez o Vittorio y Lucchino, recorre cual diva las calles del centro de Granada al ritmo que marcan las charangas y escoltada por gigantes y cabezudos que recuerdan a los reyes moros y cristianos y otro popurrí de personajes históricos.

La imagen mitológica tomada de primitivas religiones simboliza el triunfo de la belleza sobre lo monstruoso, otra cosa será saber si los granadinos le dan también la victoria al diseñador o usan el clavel invertido como centro de las mofas.

La procesión pagana de "La pública" de las fiestas, como también se la conoce, es una tradición originaria de la ciudad francesa de Tarascón que, como cada año, ha vuelto a concentrar a miles de granadinos desde su salida en la plaza del Carmen, un público que podrá volver a verla mañana procesionar tras el cortejo cívico-religioso del Corpus Christi.

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