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Entre lo importante y los chismes

Podemos jugar al solitario y hacer trampas con que Moix no tenía motivos para dimitir porque todo era legal, nada opaco y no es un corrupto, pero de chisme tiene poco

Eduardo Peralta

Domingo, 4 de junio 2017, 16:27

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Esta España nuestra todavía unida, a pesar de los independentistas emperrados en un referéndum ilegal, se mueve entre lo importante y los chismes. Según dijo Mariano Rajoy el jueves: «Hacer política es hacer las cosas a lo grande, fijarse en lo importante, tomar las decisiones que hay que tomar y no ocuparse de los chismes, algo a lo que estamos acostumbrados en los últimos tiempos». Como es posible que muchos podíamos no saber a qué se refería, su portavoz aludió al día siguiente a su carencia de hermenéutica suficiente para interpretar al presidente, pero señaló con ironía lo que entendía por chisme: «Es decir que el Gobierno no respalda al ministro de Justicia, y es un chisme falso».

Seguro que los lectores de estas líneas habrán entendido que los temas de fondo de la semana han sido dos: la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y la renuncia del fiscal jefe Anticorrupción, Manuel Moix. El primero, sin duda, es sumamente importante por lo que tiene de estabilidad y realidad política, sobre todo al contar con el apoyo de otros siete partidos, entre los que no está el PSOE, lo que puede evocar el recuerdo de la votación de investidura de la presente legislatura. La segunda cuestión no me atrevo a considerarla un chisme, porque no es ético que un fiscal posea una participación en una sociedad panameña. Así lo dijo en Granada el propio ministro de Justicia, Rafael Catalá. Y hay antecedentes, como la dimisión de su ex compañero de gabinete Soria.

Podemos jugar al solitario y hacer trampas con que Moix no tenía motivos para dimitir porque todo era legal, nada opaco y no es un corrupto, pero de chisme tiene poco. La ejemplaridad y el comportamiento de determinados representantes o funcionarios públicos cada uno los marca como quiere y la ciudadanía los censura o no. Ciertamente hay distintas varas de medir y vemos que a determinados dirigentes se les permiten acciones o situaciones indesorosas similares sin que pase nada. De una manera u otra se construye y cimenta el sistema democrático, en el que la transparencia es imprescindible y lo que alguien quiere ocultar suele ser noticia, no un chisme.

El tema de la Fiscalía no es menor. El debate sobre su principio jerárquico y de autonomía no es baladí en un Estado de Derecho en el que la separación de los poderes es fundamental. Quiero quedarme con las palabras del ministro de Justicia en la entrevista que concedió a IDEAL este viernes: «Que me presenten a un juez o fiscal que diga que él ha actuado al dictado de una orden de un político. No conozco ninguno». Que así sea.

Y acabo con una frase de Felipe VI al cumplirse tres años en la sucesión de la Corona, marcada por un magnífico cumplimiento de sus deberes institucionales y pronunciada en el acto del tercer centenario de la fundación de la Escuela Naval Militar, en presencia del Rey emérito: «Mandar es servir». Importante. Para quien tenga oídos. ¿No les parece?

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