Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
L.G.-S.
Jueves, 9 de marzo 2017, 01:39
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Samuel, el Aylan español, conmoverá menos a las conciencias occidentales que el niño sirio ahogado en las costas griegas, pero no por ello su historia debe dejar de ser contada para poner de relieve la tragedia humana que la inmigración trae a las orillas de Europa, esta vez a las costas gaditanas. El niño congoleño de 4 años que murió ahogado al naufragar la patera en que viajaba con su madre el pasado 12 de enero, y cuyo cuerpo apareció días después en la playa de Mangueta, en Barbate (Cádiz), buscaba un tratamiento médico en España para la enfermedad pulmonar que padecía y acompañaba a su madre, Veronique, aquejada de un grave cáncer en el cuello para el que los médicos que le atendían en congo le habían indicado que debía buscar atención en Europa, donde las terapias estaban más adelantadas. El cadáver de Veronique apareció días después en las costas de Argelia. El padre del niño, Aimé Kabamba, contó ayer en Cádiz que esperaron durante meses un visado en su país y al no conseguirlo, su mujer optó por intentarlo desde Marruecos, donde tenía contactos.
Allí la espera volvió a ser eterna, ocho meses, dijo, por la lentitud burocrática, y decidió subir a una patera. El padre no lo supo hasta después del naufragio, y a través de Facebook, tras perder el contacto con su mujer por unos días. Desde el primer momento supo que era su hijo, declaró a los periodistas durante un encuentro celebrado en el centro de atención de inmigrantes Tierra de Todos, dependiente del Obispado.
Aimé Kabamba, que tiene otros cinco hijos mayores que Samuel, ha decidido no repatriar el cuerpo, que se encontraba muy deteriorado y quedará sepultado en Barbate. Este viernes a las 13 se llevará a cabo un acto ecuménico en la parroquia de San Paulino.
El padre del pequeño, que habló a través de su hermano mayor, Pierre, porque así lo manda la tradición congoleña, según explicó el obispado, dijo que la madre ha sido enterrada en Argelia y que repatriar al niño sería mal visto en su país «al no tener a su madre con él».
La familia Kabamba expresó también su agradecimiento por la solidaridad recibida de la sociedad española y del Gobierno y citó en especial a Gabriel Delgado, el delegado diocesano de Migraciones. Por la tarde, el padre y el tío del pequeño Samuel, junto con un amigo de la familia, participaron en el 'círculo de silencio' que cada miércoles convoca la Iglesia en Cádiz.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.