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Maribel Mora, en una de sus comparecencias.
«Con los centros de Internamiento de Extranjeros tenemos un Guantánamo en Andalucía»

«Con los centros de Internamiento de Extranjeros tenemos un Guantánamo en Andalucía»

senadora de Podemos por la comunidad autónoma

Lalia González-Santiago

Domingo, 14 de agosto 2016, 00:03

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Maribel Mora (Huelva, 1971) es senadora por designación autonómica de Podemos, la primera con que contó este grupo político, elegida en julio del pasado año, tras las elecciones andaluzas. Doctorada en Derecho Penal y Procesal, experta universitaria en sistema y ejecución de penas, dirigente de la Asociación ProDerechos Humanos y especializada en inmigración y población reclusa, lleva tres legislaturas esperando poder trabajar, aunque apenas haya pasado un año desde su llegada a la Cámara Alta.

Descolocó usted al Parlamento andaluz al ofrecer una rendición de cuentas que hasta ahora ningún otro senador ha realizado. ¿Qué le pareció la negativa?

Se cerraron en banda. El Estatuto de Autonomía y la ley de designación de senadores autonómicos establece la rendición de cuentas de los órganos de extracción parlamentaria. Todos lo hacen, menos los senadores autonómicos. Me parece de lógica dirigirme al Parlamento que me designa y rendir cuentas. ¿Cómo? Como todos los cargos, como el defensor del pueblo, que presenta su informe anual y acude al pleno y se somete a preguntas y valoraciones de los grupos.

¿Y qué pasó?

Con la excusa de que esa posibilidad no estaba desarrollada en el Reglamento se cerraron en banda. Para mí era muy desolador que les parezca una mala idea que un parlamentario quiera rendir cuentas, y más cuando hablamos de una Cámara tan denostada como es el Senado. La excusa de que en el Reglamento no viene era absurda, porque la función de la Mesa de la Cámara es cubrir sus lagunas y cuando quieren lo hacen. No solo eso, sino que se han cerrado a ninguna opción. Me parece muy triste. Dice muy poco de los grupos parlamentarios. En este caso fue el PSOE con el apoyo de C's.

¿Le parece que su acción pone en evidencia que el cargo viene a ser una canonjía, un sobresueldo, que el Senado es un cementerios de elefantes?

Claro. Estar en el Senado es una responsabilidad. Igual que alguien elegido en elección directa deberá rendir cuentas en las siguientes elecciones, la forma de hacerlo cuando es senador de designación autonómica es ante su parlamento. Es el único cargo que nunca se ha sometido a escrutinio. Lo increíble es que se rechace a alguien que quiere hacerlo, que dice aquí está mi trabajo, me someto a revisión, porque te nombran a propuesta de un grupo pero son todos los que aprueban tu designación, y representas a todos los andaluces en el Senado. Debería interesar.

Pues cuéntenos su balance.

Entré en julio, terminando la X Legislatura. Se tramitaban unas 40 leyes del PP y me tocó debatir sobre una treintena. Vi el final de esa legislatura. Se disolvieron las Cortes y en la siguiente, de sólo cuatro meses, entregué informe con las más de 140 preguntas, solicitudes de informes y comparecencias de ministros y altos cargos; enmiendas presentadas, intervenciones en las comisiones de Interior y Justicia y relaciones con el Defensor del Pueblo; como portavoz adjunta del grupo, con enlaces, para que fuera muy transparente; sobre temas que van desde la Lecrim hasta ley del aborto.

Ha visitado los centros de Internamiento de Extranjeros, CIE y CETI. ¿Hay una política de Podemos al respecto, después de que Colau haya cerrado el de Barcelona?

Me he centrado en dos líneas, una relacionadas con derechos humanos: refugiados, frontera sur, CIE, CETI y migración, devoluciones en caliente, y otro bloque de trabajo dirigido hacia derechos de personas en reclusión, derechos laborales, sanidad penitenciaria, prestación de medicamentos en las prisiones, etc. Fui a los CIE porque me parece muy importante que un diputado o senador no pierda el contacto con la realidad, con lo que está pasando, que es una de las cosas que se critica mucho a los parlamentarios. Siempre tuve claro que no quería estar en la actividad parlamentaria más técnica, sino en contacto con la sociedad civil, con las ONG, para llevar al Senado después el conocimiento de primera mano de la realidad, como hacía antes.

Una medida cautelar

¿Por qué ha pedido el cierre, en mociones en el Senado y en el Parlamento andaluz?

Porque no son necesarios. El CIE de Barcelona se ha cerrado por reforma bastantes meses y no ha pasado nada. Nuestra legislación no obliga al internamiento a los extranjeros. Es una medida cautelar más, se pueden utilizar otras. El de Algeciras fue una prisión que se cerró porque estaba en ruinas y tres años después se reabrió como CIE, pero su estado sigue siendo lamentable, tanto como el de las personas que allí se encuentran y el de los funcionarios. Eso lo han puesto encima de la mesa el Defensor, la Fiscalía, la Policía. Es clamorosa la falta de medios humanos y materiales, la situación dentro es límite y a nadie le importa. Los diputados y senadores deben ir a verlo. Si la gente tuviera un mínimo contacto con las cosas que después se tratan en las Cortes cambiaría la percepción de lo que se habla. Para colmo, el CIE de Tarifa tiene una situación jurídica irregular. Se creó como temporal, anexo a Algeciras, pero funciona como un CIE independiente, sin ninguna regulación jurídica.

¿Qué hacer con los inmigrantes allí recluidos?

Hay un dato muy interesante: prácticamente no llega al 30% de personas que pasan por el CIE que son expulsadas de España y en el de Tarifa los colectivos sociales que trabajan allí estiman que no llega al 5% de personas recluidas. ¿Qué sentido tiene? Los que ingresan lo hacen para ser expulsados en el plazo máximo de 60 días. Pasado el plazo, si no te han expulsado, por ejemplo porque no hay convenio con el país de origen, te tienen que dejar en libertad, no te pueden detener más tiempo. No tiene ningún sentido que hagas pasar a la persona por la barbaridad de la detención en un sitio completamente inhumano, separándolo de la familia, de su entorno. Los que no tienen arraigo en España pasan a un centro de acogida, de modo que lo lógico sería llevarles a estos directamente.

Pero Algeciras plantea abrir un CIE nuevo.

Es alucinante que sea así mientras los ayuntamientos en el resto del Estado se están planteando el cierre y usar otras vías alternativas, que las hay. Al final vamos a mantener una especie de Guantánamo en materia de inmigrantes en Andalucía.

Guantánamo, dice. Muy fuerte...

Las vulneraciones de derechos humanos son continuas. Los informes del Defensor año a año lo dicen. El Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura tiene un apartado destinado a los CIE y todos los años pasa un suspenso rotundo. Sin embargo, como son personas pobres, inmigrantes, como no tiene voz, parece que no le importa a nadie, pero el sufrimiento de la gente que pasa por ahí es muy grande. Y de las mujeres, que hay muchas que además son víctimas de trata. Es muy lamentable, deberíamos impedirlo como fuera. Aunque parezca alarmista, no lo es, una especie de Guantánamo en nuestra tierras, sí, por la deriva que están tomando. El de Algeciras sólo tiene un médico y no 24 horas, ni atención psicológica, para tanta gente que llega con problemas de salud y psiquiátricos. No tiene traductor, cuando todos son extranjeros y no hablan castellano. Ni ropa, se la tiene que dar las ONG, la administración ni tiene presupuesto. El edifico es insalubre, todos los esfuerzos por arreglar son parches, hay zonas cerradas por problemas de derrumbe; muy pocas salas. Como no cuentan con personal suficiente tienen a todos los internos en el mismo sitio, no pueden ir al patio, no tiene nada que hacer en todo el día porque no hay medios, tiene difícil acceso con los abogados de oficio porque no hay convenio con el Colegio. Las visitas con los familiares se hacen en una sala como de prisiones con mampara delante, no hay contacto entre las familias, son sitios muy chicos donde se escuchan unos a otros, no hay intimidad. No tiene intérpretes. No hay calefacción, se les dan mantas en invierno y en verano nada amortigua el calor. No hay lavandería, se tienen que lavar la ropa ellos mismos, y como no hay tendederos, por motivos de seguridad, tienden por las rejas del único patio... Estamos hablando de inmigrantes que entran en España huyendo de situaciones dramáticas y que tienen que pasar por ahí.

La Guardia Civil acaba de alertar de que se prevé que se reactive la ruta migratoria del Estrecho, por la presión en Turquía y Libia.

Hace tiempo que se podía prever, porque toda la política migratoria solo dificulta los caminos, y si se tapona una ruta escogerán otras, porque la gente no sale por gusto, huye de matanzas, de torturas, de situaciones dramáticas, lo deja todo y coge a su familia e intenta ir a un lugar seguro. Venir, van a venir. Si empezamos a bloquear una frontera aparecerán por otra. Estamos prestando mucha atención a lo que pasa en el este de Europa, pero tenemos problemas tremendos aquí en la frontera sur y no hacemos caso. El CETI de Melilla, estuve allí, tenía capacidad para 500 personas y ha llegado a tener 1.900, 500 de ellas niños, una situación dramática.

El último balance de la APDH da una cifra de víctimas en la ruta hacia las costas andaluzas de 208 personas en este semestre.

Toda la política que está desarrollando Europa, basada en el blindaje de fronteras y la perspectiva policial, y que tanto hemos criticado es la misma que nosotros llevamos a cabo desde el principio de los años 90. Somos sus alumnos aventajados. Lo único que provoca es más sufrimiento y fracaso absoluto. Las personas siguen viniendo y muriendo y veo vulneraciones de derechos continuas, dicho por organismos internacionales, por Naciones Unidas, la Defensoría del Pueblo o la Comisión Europea.

¿Los primeros?

Lo que promovemos que haga Turquía ya lo hacíamos nosotros con los planes África. Fuimos los pioneros en condicionar la cooperación al desarrollo a que nos pararan el flujo de migrantes, en 2006-7. Cerramos los ojos, no queremos saber qué hace con los migrantes ese tercer estado al que pagamos, si los tortura, si los deporta y los deja en mitad del desierto. Se nos ha instado a parar las devoluciones en caliente. Es lo mismo que hace Turquía, que se ha saltado a la torera la devolución de sirios que podían tener derecho de asilo.

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