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Susana Díaz y Juanma Moreno se saludan en el Parlamento. A la izquierda arriba, Juan Marín y Teresa Rodríguez, y abajo Antonio Maíllo y Elena Cortés.
El laboratorio andaluz cumple un año

El laboratorio andaluz cumple un año

El primer Parlamento pluripartidista ha conseguido adaptarse al consenso, pero vive pendiente de Madrid

MARÍA DOLORES TORTOSA

Domingo, 20 de marzo 2016, 02:58

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El 20 de marzo de 2015 la mirada política de la capital de España se centró en Andalucía. Sus elecciones autonómicas, adelantadas un año, eran las primeras de un parlamento en territorio español con la concurrencia de los partidos entonces llamados emergentes, Podemos y Ciudadanos. Las europeas de un año antes los habían situado en un tablero con posibilidades de romper el tradicional bipartidismo en España desde la transición. Así ha sido. Andalucía estrenó el primer parlamento fragmentado y necesitó 80 días de diálogo para la elección de la presidenta, Susana Díaz, y su gobierno.

Un año después es Andalucía la que mira a la capital de España, no solo pendiente de que se forme un Gobierno o de unas nuevas elecciones generales. Los cinco partidos con representación en Andalucía, PSOE, PP, Podemos, Ciudadanos e Izquierda Unida, se hayan arrastrados de forma inevitable por los acontecimientos en el seno de sus propias formaciones políticas a nivel federal. Tal es así, que la foto fijada hoy de este primer aniversario, mañana puede salir movida.

Pese a este estrés pos o pre parto electoral (aún no se sabe), el primer Parlamento pluripartidista, que empezó mucho más a la gresca que el nacional, ha conseguido adaptarse al consenso. Un consenso en el que unas veces ganan unos y otras otros, y alguna vez hay paz entre todos. Como ocurrió este pasado jueves en el último Pleno del Parlamento, cuando todos hicieron suya una iniciatia del PP para que la Junta habilite unidades de cuidados paliativos a menores con enfermedades graves. El presidente del Parlamento, el socialista Juan Pablo Durán, acude a este ejemplo y a la unanimidad en torno a la declaración institucional a favor de un plan de acogida humanitaria a los refugiados para afirmar que el diálogo se ha impuesto en la Cámara.

De menos a más

«Se ha debatido mucho y se ha llegado a acuerdos importantes», sostiene Durán tras reconocer que la legislatura echó a andar con muchos tropiezos. El PP se vio perjudicado en la composición de la Mesa del Parlamento y ello influyó luego en que la investidura de la presidenta tardara casi dos meses en salir adelante pese a que no había más candidatura que la del PSOE, que ganó las elecciones con 47 diputados, frente a 33 del PP, 15 de Podemos, 9 de Ciudadanos y 5 de Izquierda Unida.

También influyó en las broncas del comienzo entre los partidos sobre qué iniciativas iban o no a pleno. PSOE y Ciudadanos convirtieron su acuerdo de investidura en un bloqueo en la Mesa del Parlamento a que se debatieran las leyes de PP y Podemos, algo luego rectificado. «Se ha ido de menos a más», insiste Durán, quien ofrece un dato: El 85% de las iniciativas que llegan a la Mesa del Parlamento se acuerdan tramitar por unanimidad.

Esto no quiere decir que no haya tensión e incluso discusiones broncas. Los cuidados paliativos a menores ha tenido buen fin, pero la atención temprana a niños con problemas de desarrollo ha suscitado un debate casi dramático en el Parlamento. Podemos logró el respaldo del PP e Izquierda Unida a que se tramitara una proposición de ley y hasta el último minuto creyó contar con el de Ciudadanos, lo que se hubiera convertido en la primera ley de la oposición en debatirse en el Parlamento esta legislatura.

Pero no fue así. Susana Díaz logró convencer a Ciudadanos de que no lo hiciera a cambio de mayor presupuesto para atención temprana y participación en el decreto que prepara la Junta sobre la misma materia. El rechazo socialista y de C's al trámite ha suscitado duros enfrentamientos entre Teresa Rodríguez y la presidenta, quien recordó a la dirigente de Podemos algo obvio: «En democracia tan legítima es una votación como otra».

Pacto de C's y PSOE

Esta votación constata algo que se ha consolidado a lo largo de este año. El pacto de investidura entre PSOE y Ciudadanos se ha convertido casi en un acuerdo de legislatura. La aprobación del Presupuesto de 2016 en diciembre, el acuerdo para no perder el control en la comisión de investigación de los cursos de formación y la negociación ahora de la rebaja del impuesto de sucesiones son tres ejemplos.

Como le gusta decir a Juan Marín, «Ciudadanos está consiguiendo del PSOE lo que el PP nunca obtuvo en 33 años de oposición». Por lo pronto que los socialistas accedan a bajar impuestos. Quizás por ello, porque C's le está arrebatando iniciativas, se ha empezado a ver a otro PP esta legislatura. Pese al tono duro y combativo de Juanma Moreno en las sesiones de control a Susana Díaz y el marcaje estrecho y crítico de todos los diputados a su gobierno , los populares intentan salir en la foto del consenso para exhibir también apoyos a sus propuestas.

Y es que la pluralidad ha introducido nuevas estrategias. Los emergentes, Podemos y Ciudadanos, llegaron con la idea de que se les aprobara cuantas más iniciativas mejor. Primaron esto antes que la labor de deterioro del partido en el poder, como en otras legislaturas. La portavoz adjunta de Izquierda Unida cree que esto no es nuevo. «Un Parlamento más fragmentado no significa que sea más plural». IU deplora el papel de Ciudadanos, que no se arriesga como hizo esta formación con entrar en la Junta, pero sí respalda en todo al PSOE. «Está tan cómodo como si tuviera mayoría absoluta».

Podemos opina que gracias a su entrada ha subido el nivel de los parlamentarios y todos se han puesto las pilas. «Mucho de los 'nuevo' no es más que lo de siempre», dice Elena Cortés sobre los emergentes.

Podemos lamenta que ninguno de sus siete proyectos de ley presentados haya prosperado aún, pero pone el acento en las «pequeñas victorias para la gente», como las califica Teresa Rodríguez. Una pequeña victoria ha sido emponderar las dificultades de la atención temprana. «No hemos conseguido de momento la ley, pero sí cambiar la agenda del Gobierno y algo más de dinero», agrega. También subraya esta formación ejemplos como el haber conseguido que se pusiera en marcha una comisión de seguimiento de las subcontratas con la Consejería de Educación .

Al echar la vista atrás cada partido observa este primer aniversario de las elecciones que dio paso a la nueva política de modo distinto. El vicesecretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, subraya como lo más destacado la «estabilidad» que se consiguió con la mayoría clara de Susana Díaz el pasado 20M, dejando a gran distancia al PP. «El Gobierno que preside Susana Díaz es sólido y tiene un rumbo claro», apunta Cornejo. Para los socialistas, esta estabilidad es la mayor garantía para los «inversores» y la creación de empleo.

Un año en funciones

Para el PP, resolver el paro y la falta de convergencia de Andalucía con otras regiones sigue siendo la asignatura de los gobiernos socialistas. «Susana Díaz lleva un año en funciones, la parálisis ha sido la tónica general de su gobierno», afirma la secretaria general del PP-A, Dolores López Gabarro.

El PP sufrió un varapalo electoral aquel 20 de marzo, pasando de ser primera fuerza a situarse a casi nueve puntos del PSOE en Andalucía. López Gabarro destaca cómo el PP ha ido superando esa brecha en posteriores elecciones hasta casi empatar con los socialistas en las generales, ascenso que corroboran las últimas encuestas.

López Gabarro pone el dedo en la llaga sobre una constante este año, la tensión por el futuro político de Susana Díaz. El que gran parte de los barones de su partido la consideren la mejor opción para pilotar un nuevo PSOE, ha hecho que toda la política andaluza gire en torno a su posible salto a Madrid casi sin interrupción. «Todo lo que hace Susana Díaz está perfectamente diseñado en función de sus intereses políticos dentro del PSOE», afirma López Gabarro.

Ese estar pendiente de Madrid y de la investidura del presidente del Gobierno ha sido una constante no solo para Susana Díaz. El futuro de los líderes nacionales depende mucho de sus barones andaluces. Se ha visto esta semana con Teresa Rodríguez, que se ha convertido en una de las principales valedoras de Pablo Iglesias en su pugna con Íñigo Errejón.

Juanma Moreno sigue leal a Mariano Rajoy pese a que otras voces de su generación empiezan a desear que dimita. Su futuro como líder andaluz puede depender de por quién apueste llegado el caso. Y Antonio Maíllo acaba de unir esta semana su futuro político al de Alberto Garzón.

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