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ANÁLISIS

Mamá presidenta

Susana Díaz no ha podido evitar, aunque hubiera querido, que su embarazo haya sido centro de atención mediática

LALIA GONZÁLEZ-SANTIAGO

Viernes, 31 de julio 2015, 00:29

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Susana Díaz no ha podido evitar, aunque hubiera querido, que su embarazo haya sido centro de atención mediática. La presidenta ha defendido con uñas y dientes su ámbito personal, pero a la vez se ha sabido en el ojo del huracán y ha intentado que sus pasos en este sentido fueran ejemplares: médico y hospital públicos, incluso ha elegido un centro sanitario comarcal, no el gran Virgen del Rocío, ha hecho colas cuando le ha tocado y no ha pedido privilegios. Eso no ha impedido rumores en sentido contrario en las redes sociales, muchos anónimos. En cambio, un exdiputado y portavoz del PP-A, Rafael Ruiz Cantos, sí se atrevió a lanzar un tuit asegurando que se estaba acondicionando una habitación para ella sola en la tercera planta de Valme y fue respondido en la misma red por el jefe de esta planta, Antonio Millán Jiménez, titular de Pediatría de Valme, que negó que fuera cierto. Ni Ruiz Canto ni el PP-A se disculparon.

El máximo interés de la presidenta ha sido llevar el embarazo «como una mujer más». Es decir seguir con su trabajo y aguantar todo lo posible hasta dar a luz. Le ha tocado llevar a cabo dos campañas electorales, de las autonómicas y de las municipales, con alrededor de treinta mil kilómetros en total y decenas de mítines por todas las provincias, e incluso en otras comunidades, como Valencia, Baleares o Asturias. Aparte, la gestión de su investidura, rechazada por tres veces en el Parlamento andaluz, la acción cotidiana de la responsabilidad de Gobierno y su ya casi mítica «agenda paralela», con citas constantes con los 'poderes fácticos' del país.

Pero pese a ser 'primípara añosa' como reza el implacable lenguaje médico, Díaz ha demostrado una enorme fortaleza hasta el final, aunque en las últimas dos semanas redujo la agenda y la limitó a un radio de acción que le permitiera llegar al hospital en caso de que se iniciara el parto. El jueves 23, día que salía de cuentas, acudió al Parlamento para la primera sesión de control al Gobierno de la Legislatura, aunque se pensó que no lo haría, y algún portavoz de oposición pareció confiarse con intervenciones endebles. La presidenta respondió con contundencia de datos y de reflejos a las preguntas de IU (sobre colaboración público-privada), de Podemos (sobre la base de Morón), del PP-A (sobre desempleo) y de su propio partido (financiación autonómica). Se la vio un poco cansada al comenzar, pero enseguida se sintió en su tono habitual. Desde las tribunas se observaba su tripa , «aún muy alta», se decía, y se miraba a ambos lados, para ver si había un medico en la sala, en caso de necesidad. De momento, contaba con dos en el 'banco azul', los titulares de Hacienda, María Jesús Montero; y de Salud, Aquilino Alonso. Ellos sí que se habrían llevado un buen susto de haber tenido que actuar.

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