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Lucainena de las Torres, pueblo blanco y tranquilo con encanto

Lucainena de las Torres, pueblo blanco y tranquilo con encanto

La provincia de Almería alberga en su interior joyas de gran pureza como el municipio de Lucainena de las Torres, que conquista con su belleza natural y su exquisita gastronomía

JAVIER NAVARRO

Sábado, 20 de agosto 2016, 01:14

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De origen hispano-romano, el nombre de Lucainena tuvo en 'las Siete Torres' un apellido primitivo más largo: en la Edad Media, el municipio estaba rodeado por una muralla con seis torres que guardaban a la principal en la que se refugiaban los habitantes en los asedios.

De ahí su importancia estratégica, así como defensiva para el paso de la sierra desde las regiones de la costa hacia el interior: Lucainena tenía la llave.

En plena Sierra Alhamilla, su oferta de turismo rural combina un ambiente tranquilo con una belleza natural que permite descubrirla y perderse en sus callejuelas, entre bancas paredes.

Reconocimiento

Unas características que lo han llevado a ser reconocido como uno de los 'Pueblos más bonitos de España', algo que en nuestra provincia sólo ostentan Mojácar y la propia Lucainena.

Paseando por la villa, se puede visitar la Iglesia Parroquial construida en honor a la Virgen de la Montesión, de estilo neoclásico y en cuya puerta principal se encuentra un hermoso mirador denominado 'El Poyo de la Cruz', desde el que puede admirarse una bella panorámica del pueblo de Lucainena y del antiguo molinillo.

Sin dejar el núcleo urbano, podemos visitar el Ayuntamiento, la Fuente, ubicada junto al antiguo hospital, y el Lavadero, utilizado antiguamente para lavar la ropa y en el que aún hoy goza de una exquisita y fresca agua de sierra llegada del nacimiento del Peñón.

Entre su patrimonio arquitectónico destaca también el 'Molino de Viento': era en otros tiempos una Torre Vigía, de las siete que hubo en la zona.

Está en la cima de la roca más alta de la colina del pueblo, desde donde se podía defender con garantías el municipio. Fue recuperada y usada como molino de viento de tipo Mediterráneo.

Uno de los vestigios monumentales más importantes del municipio son los Hornos de Calcinación, fiel reflejo del pasado minero de Lucainena: se extraía mineral tratado en estos hornos para su posterior transporte vía ferrocarril, la actual Vía Verde, hasta el puerto de Aguamarga.

Esa Vía Verde de Lucainena de las torres es una ruta situada a las faldas del municipio que sigue parte de la línea de ferrocarril que lo unía con Aguamarga (unos 5 de los 36 kilómetros totales de la antigua vía férrea).

El trazado, que va a Polopos (por el cortijo El Saltador), recorre parte de la zona donde estuvo la explotación minera a principios del siglo XX.

Pasado minero

Destaca también el 'Peñón de Lucainena' a más de mil metros de altitud sobre el nivel del mar: primer punto de extracción de mineral y del que nacen dos importantes manantiales como 'El Marchal' y 'La Fuente'.

Además, ofrece grandes panorámicas del valle de Lucainena de las Torres e incluso, en los días claros, puede verse el mar desde su cima y el perfil de la Sierra del Cabo de Gata.

De aguas claras y gran belleza, en el 'Barranco del Juagarí' (también conocido como 'Almanzarilla') nace una fuente de aguas que, según la leyenda, curan todo tipo de dolencias, lo que llevó incluso a la construcción de unos baños públicos alrededor de 1850.

Su gastronomía es acorde al clima y los recursos naturales: gurullos con conejo, pelotas de maíz, perdiz en guiso, potaje de calabaza, tortas de bacalao, sopa de ajo, trigo o cocido con morcilla son algunas de las exquisiteces que pueden degustarse en Lucainena.

Con esto se hace la boca agua y se despierta el último sentido que faltaba por activarse en una visita obligada y más que recomendable.

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