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Los trabajadores del local 'De Cuba Son' se manifestaron esta semana en las puertas del establecimiento en el puerto deportivo.
La música y el 'ruido' en el puerto deportivo de Garrucha avivan la polémica

La música y el 'ruido' en el puerto deportivo de Garrucha avivan la polémica

El propietario de 'De Cuba Son', Carlos Rincón, echa el cierre y considera que no se puede prohibir la música y la comida de cocina a todos por los 'excesos' de algunos

JENNIFER SIMÓN

Viernes, 25 de julio 2014, 01:00

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La esperanza de trabajar en los meses de verano para los siete empleados de 'De Cuba Son' se quedaron estos días en 'paro', ya que el propietario del local, Carlos Rincón, tomó la decisión de cerrar el mismo, ubicado en el Puerto Deportivo 'Puerto Marina' de la localidad, después de que las autoridades del puerto hayan advertido de que no se puede poner música en las terrazas, ni con actuaciones en directo ni reproduciendo música ambiental, así como tampoco servir comidas calientes. Así lo manifestó a este medio, el empresario que criticó duramente que «antes sí se podía y ahora no» y asegurando que «no se pueden tomar este tipo de decisiones así, por decreto ley, a mitad del verano, cuando hemos invertido mucho dinero en el establecimiento y tengo a siete personas contratadas para trabajar en plena temporada estival, a las que voy a tener que echar, porque sin música ni comida caliente, los clientes no vienen, el negocio no funciona».

Ante esto, esta semana, los propios empleados se manifestaron en las puertas del establecimiento, con pancartas en las que culpabilizaban a «la dirección del Puerto» y al «ayuntamiento» por su inminente situación de desempleo, con frases como «2 meses de trabajo y nos roban 1» o «¿10 meses de paro no es suficiente?», entre otras.

El resto de locales del Puerto Deportivo garruchero han asumido la advertencia y continúan su actividad, acatando el «silencio» y el no servir comidas calientes.

Por su parte, fuentes de Puertos de Andalucía aseguraron a IDEAL que «la normativa de usos del puerto refleja que no se puede poner música, y es lo que se debe cumplir». Confirmaron eso sí, «que al inicio del verano se intentaron conjugar los intereses de todas las partes, (también en años anteriores que sucedió lo mismo), dejando poner música a los locales del puerto, pero, ante el elevado número de quejas de vecinos y de barcos atracados, por el ruido, Puertos no puede hacer otra cosa que aplicar la normativa que es la que hay y que las terrazas y establecimientos funcionen respetando esas normas».

Para Rincón, esto no es un motivo, porque considera que «se multe o se sancione al que denuncien si molesta o se extralimite, pero no es justo que se generalice para la aplicación rígida de las normas, porque eso supone pérdidas en la única época en la que se puede hacer riqueza del turismo, y además pérdida de puestos de trabajo. Yo tengo que cerrar y dejar en el paro a siete personas».

Compatibilizar música y diversión con descanso y tranquilidad parece estar convirtiéndose en un objetivo de difícil consecución para los gestores de los espacios públicos y las zonas de mucha afluencia turística en los meses de estío, momento en el que los negocios y empleos que no están activos durante todo el año quieren, por lo menos, trabajar esos pocos meses.

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