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Los más pequeños actuaron como teloneros de una carrera que se consolida.
Correr por las enfermedades raras
DEPORTE PROVINCIAL

Correr por las enfermedades raras

Alrededor de 1.800 almerienses participaron en la tercera edición de la carrera de La Salle

césar vargas

Lunes, 23 de mayo 2016, 01:03

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La Salle vio ayer cómo todos los alrededores del lugar donde se ubica el colegio se llenaron de camisetas de un color naranja chillón, de música, risas y de la enorme vitalidad que resulta de la mezcla de adultos y pequeños que se vivió gracias a la celebración de la tercera edición de la Carrera Solidaria de La Salle por las Enfermedades Poco Frecuentes que recorrió distintos puntos de la capital.

Fue una jornada festiva en la que participaron alrededor de 1.800 personas. Una fiesta más dentro de los ajetreados domingos a nivel deportivo que suelen vivir los almerienses, acostumbrados ya a que la oferta de ocio crezca de la mano de las distintas pruebas que se ofertan. Pero esta carrera fue más emotiva que cualquier otra. En el fondo, detrás de la competición, de los corredores y de esa música que no dejó de sonar en toda la mañana, había una causa seria: el concienciar a la sociedad de que existen enfermedades menos habituales, pero no por ello menos trascendentes, y donar todo lo recaudado para la investigación de enfermedades raras. Personas de todas las edades quedaron impregnadas de este espíritu de solidaridad que inundó la competición.

Todas las edades

La jornada empezó muy temprano, alrededor de las 9 horas. Desde mucho antes, la rambla de la capital ya estaba llena de un sinfín de niños que, emocionados, aguardaban su turno. Éste empezó con los más pequeños, deportistas que aún no llegaban a los tres años de edad y que completaron un recorrido totalmente adaptado a sus capacidades. Entre las risas, la tensión por ganar y la ilusión de verse corriendo mientras eran jaleados por sus familiares, se coló algún llanto que enterneció aún más estas pruebas previas que llevó paulatinamente a los niños a correr de menor a mayor edad hasta dar paso a la carrera absoluta, la de los mayores, que arrancó sobre las 10.30 horas. Junto a la salida de la prueba se produjo la gran novedad de la edición de este año, la Carrera Sobre Ruedas, que permitió participar a aquellas personas en silla de ruedas y a las que decidieron enfundarse sus patines para completar alguno de los tres recorridos que se habilitaron: el de tres kilómetros, el de seis y el de nueve. Todos ellos con salida común frente a La Salle y con llegada en el mismo punto de la rambla. Entre medias, los corredores atravesaron el Paseo, la Rambla Obispo Orberá, el Casco Histórico o la calle Altamira.

Mientras los mayores corrían, los más pequeños, ya con su deber cumplido y con los diplomas que acreditaban su participación en esta carrera, disfrutaron de todas las actividades paralelas que se organizaron en el patio de La Salle, con partidos de fútbol, castillos hinchables y un sinfín de actividades que agotaron las energías que pudieran quedar tras las competiciones.

Labor social

Entre los más de 1.800 corredores que se citaron para la prueba se encontraba Juanjo Segura, concejal de Deportes del Ayuntamiento de Almería, que afirmó, antes de comenzar la prueba, que «el ambiente es espectacular. Aquí presente no sólo está el deporte, sino la labor social que se hace en La Salle desde hace tres años. Esta carrera ya es habitual en el panorama deportivo del Ayuntamiento de Almería. Todas las personas que han querido participar con este proyecto están hoy -por ayer- aquí con nosotros».

Miguel Ángel García, presidente del AMPA La Salle, reconoció que «la jornada ha sido perfecta. Se ha llenado todo de gente y no podemos pedir más. Lo único que queríamos desde el principio era concienciar sobre las enfermedades poco frecuentes y creo que lo hemos podido conseguir».

La mañana estuvo envuelta durante todo momento por una climatología inmejorable, soplando una ligera brisa que los corredores agradecieron y con unas agradables temperaturas que hicieron que el público llenara las inmediaciones del recorrido. Si a eso se le añade una buena causa, el resultado es el de una jornada inolvidable para todos.

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