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La concejala Ana Martínez Labella y el director del museo, Juan Manuel Martín, contemplan el cuadro.
'Holgorio en La Solana', obra invitada en el Museo de Arte Doña Pakyta

'Holgorio en La Solana', obra invitada en el Museo de Arte Doña Pakyta

La obra del pintor indaliano Pituco está fechada en 1951 y se podrá visitar hasta el próximo 29 de mayo

MARÍA PAREDES

Domingo, 24 de abril 2016, 01:03

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La sección Obra Invitada, la exposición excepcional en el Museo de Arte Doña Pakyta de una obra perteneciente a los fondos de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino, tiene nueva inquilina. El viernes se abrió al público 'Holgorio En La Solana', obra de Pituco de 1951, y quedará expuesta de forma temporal en el recibidor de entrada del museo almeriense, situado en la Plaza Emilio Pérez, junto a diverso material didáctico sobre la obra y el autor de la misma hasta el próximo 29 de mayo. La concejala del Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería, Ana Martínez Labella, y el director del Museo de Arte, Juan Manuel Martín Robles, han inaugurado esta mañana su exposición.

La obra fue terminada el 2 de julio de 1951, como reza en la parte trasera de la tabla sobre la que está pintada. 'Holgorio en La Solana' se expuso por primera vez en la Exposición Indaliana celebrada a finales de agosto de 1951 en la Biblioteca Villaespesa de Almería con el objetivo de seleccionar las obras que representarían la pintura contemporánea almeriense en la 1ª Bienal Hispano-Americana de Arte. Una muestra Indaliana en la que junto a la de Pituco se exhibieron obras de Capuleto -quien finalmente fue incluido dentro del grupo de artistas madrileños-, Miguel Rueda, Perceval, López Díaz, Cañadas, Paquita Soriano, Miguel Martínez y Cantón Checa. Tras aquella exposición preparatoria, la obra de Pituco fue una de las seleccionadas para su exposición en la importante cita internacional celebrada en Madrid del 12 de octubre de 1951 al 28 de febrero de 1952. «Fechas entre las que esta inquietante obra, de evidentes influencias percevalianas en la rotundidad clásica de las figuras, quedó expuesta en las salas del Palacio de exposiciones del Retiro -una de las dos sedes de la Bienal-, junto a las de Perceval, Cantón Checa, Rueda, López Díaz y Cañadas», explicó Martín Robles.

Natural de Granada

Unos meses después de su exposición en la 1ª Bienal Hispano-Americana de Arte, la obra fue nuevamente expuesta en Madrid, con motivo de la X Exposición Nacional de Arte organizada en octubre de 1952 por el Departamento de Cultura y Arte de la Obra Sindical 'Educación y Descanso'. «Un certamen en el que Pituco obtuvo tercera medalla y una beca para un viaje de estudios que nunca llegó a realizar», añadió el director del Museo.

Vinculado al Movimiento Indaliano desde 1949, Pituco se inició en el Arte en el taller de Perceval, tal y como el artista confesaba en 1954: «empecé a trabajar en la pintura cuando estudiaba en el Instituto de Segunda Enseñanza de Almería. Hacía las ilustraciones de los periódicos murales. Uno de estos periódicos fue visto por Jesús de Perceval. Me ofreció trabajo en su estudio de escultura y dorado, que yo acepté, al terminar los estudios de aquel año. Allí conocí a todos los pintores del Grupo Indaliano y de Almería. Practiqué, durante seis años, el oficio del dorado y su técnica, así como la preparación de pinturas, tableros y lienzos, y la policromía de esculturas e imágenes, iniciando a la vez, estudios de modelado, vaciado y talla en madera de esculturas e imágenes». Presente en la mayoría de las exposiciones indalianas celebradas tras su incorporación al grupo primigenio formado por Perceval, Capuleto, Rueda, Alcaraz, Cantón Checa, López Díaz y Cañadas -con quien colaboró en varias pinturas murales, como las de la Estación de Autobuses-, desde 1953 Pituco alternó su carrera artística con su trabajo como conservador del Museo Arqueológico Provincial y dibujante del Gabinete Pedagógico de Bellas Artes de Almería.

Sobre Pituco señalaba Bartolomé Marín en 1982: «Pituco ha recogido la antorcha de Perceval, partiendo de la figura humana, dotándola de versiones más actualizadas en la construcción de volúmenes y en la selección de formas desprovistas de resonancias clásicas, para instalarse en otro grupo de influencias, a veces picassianas, dentro de los movimientos artísticos del siglo XX».

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