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Un pasacalles inauguró la Noche en Negro en el centro de la capital almeriense, que volvió a desbordarse de visitantes.

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Un pasacalles inauguró la Noche en Negro en el centro de la capital almeriense, que volvió a desbordarse de visitantes. MIGUEL CÁRCELES

Una noche para pasarlo de muerte

Miles de almerienses se echaron ayer a las calles para disfrutar de la Noche en Negro, un evento que se ha asentado en el calendario cultural

Miguel Cárceles

Almería

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Miércoles, 1 de noviembre 2017, 00:30

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No hay nada menos almeriense que Halloween. Pero tampoco hay nada más almeriense que apuntarse a una fiesta. La Noche en Negro de ayer, la sexta, fue una nuestra clara de que a los capitalinos lo que les gusta es pasarlo de muerte. Y cualquier excusa, por peregrina que sea, sirve para sacarlos a las calles. Miles de almerienses disfrutaron de una jornada vespertina festiva. Unos disfrazados -especialmente los más pequeños-. Otros, con la careta habitual y sin gomillas. Pero el común denominador era el mismo: disfrutar, pasarlo bien. Y en esta ocasión con el aliciente de contar con actividades no sólo en el centro de la ciudad -que fue donde se alumbró esta particular celebración de la noche de difuntos-, sino también en zonas como La Cañada, El Alquián o Nueva Andalucía, todas ellas zonas de gran actividad comercial.

De hecho, según afirmaba ayer -visiblemente orgulloso- el alcalde de Almería, Ramón Fernández-Pacheco, cerca de medio millar de comercios abrieron en horario especial para acompañar a unos eventos que multiplicaron la concurrencia. «Esto nació como un apoyo al comercio, y el comercio ha respondido», alegaba el regidor minutos antes de que un pasacalles inaugurara la Noche en Negro del centro de Almería y diera paso a la mayor de las apuestas: el concierto gratuito y en plena Puerta de Purchena de los gibraltareños Taxi (antes Melón Diesel).

«Para el Ayuntamiento de Almería, es una satisfacción ver cómo la Noche en Negro va cumpliendo ediciones, este año la sexta, con un constante crecimiento tanto en la respuesta de los almerienses, que salen a disfrutar en familia o con amigos de las distintas actividades, como también los más de cuatrocientos comercios adheridos a esta iniciativa», insistía el primer edil.

Más de 450 comercios se sumaron a la apertura en horario especial en toda la capital almeriense

Ciertamente los almerienses respondieron. Desde media tarde la cola para participar del Laberinto Maldito -una de las actividades gratuitas programadas, en este caso en la Plaza Vieja- contaba por centenares las personas que esperaban haciendo cívica cola. Más incluso que un día de reparto de abanicos. Hasta el punto de que el final del reguero llegaba hasta las puertas del bar Casa Puga, en la calle Jovellanos. «Esto es genial. Que programes algo y la gente responda es un subidón», confesaba por su parte el concejal delegado del área de Cultura, Educación y Tradiciones, Carlos Sánchez.

La música fue el reclamo para los espacios abiertos. Además del concierto de la Puerta de Purchena, en la conocida como plaza del educador (Juan Casinello) actuó el grupo Cosco-Rock, con un rock a todo gas y un gran despliegue de fuego y pirotecnia. Y con otro palo, la Agrupación Musical San Indalecio, bajo la batuta de su director, Juan José Navarro, llenaba de misterio el Teatro Cervantes, pocos metros más abajo en la lineal del Paseo.

Mientras tanto, los niños tenían su rincón en la plaza de Pablo Cazard. Fue allí donde se organizaron las actividades más tempraneras, con talleres temáticos, cuentacuentos y concursos de disfraces entre otros.

En cualquier caso, una noche para el disfrute juvenil y familiar, para ver las calles abarrotadas como sólo ocurre en la víspera de Reyes o en la Noche en Blanco. Para disfrutar entre zombis, payasos asesinos y trolls y, sobre todo, para llenar las terrazas. Si tuvieron hueco para cenar pueden llamarse dichosos.

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