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La imagen de la Virgen del Mar, patrona de Almería, a su paso por la calle General Tamayo de la capital almeriense.

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La imagen de la Virgen del Mar, patrona de Almería, a su paso por la calle General Tamayo de la capital almeriense. M. CÁRCELES

Al encuentro de Nuestra Señora del Mar

Miles de almerienses acudieron a la cita anual con la patrona tras el cierre de la Feria | La imagen de la Virgen se dirigió hacia el Mediterráneo a su llegada a la plaza Emilio Pérez, donde se le cantó el himno a la advocación marinera

M. C.

ALMERÍA

Lunes, 28 de agosto 2017, 01:03

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Con la seriedad y la solemnidad de un evento secular, la talla de Nuestra Señora la Virgen del Mar, patrona de Almería, salió ayer a las calles de la ciudad a la que tiene bajo su protección sobre un manto de nardos y bajo un cielo limpio que le sirvió de palio. Los almerienses respondieron al festejo litúrgico, que pese a estar fuera del calendario de Feria es el que supone el broche dorado a los días festivos, y acudieron en masa a su encuentro. No sólo a su puntual salida, a las 20 horas, del Santuario del Convento de los Padres Dominicos, sino durante toda su estación por el centro de la ciudad.

Con un manto blanco y dorado, con su corona canónica, su medalla de la provincia, su bastón de mando -que recuerda los honores otorgados por el Ayuntamiento de Almería como alcaldesa perpetua de la capital- y rodeada su faz por un rostrillo dorado, la talla anónima aparecida en las playas de Torregarcía en diciembre de 1502 recogía el cariño de una ciudad que, pese al calor húmedo, no cejó en acudir a la llamada de honrar a la que desde 1806 y por orden del papa Pío VI es la patrona junto a San Indalecio.

A la llegada a la plaza de Emilio Pérez -la plaza circular- y tras la alocución del obispo de la Diócesis de Almería, Adolfo González Montes, el trono de Nuestra Señora se dirigió al mar que azaroso la trajo hasta la ciudad hace más de cinco siglos y los asistentes lanzaron al aire el cántico más esperado del año para los fieles a la patrona: el Himno a la Virgen marinera. Uno de los momentos de mayor singularidad y que aportan una mayor afectividad y recogimiento a la cita anual de los almerienses con la imagen a la que los Dominicos guardan en su basílica.

Decenas de mantillas y penitentes -muchos de ellos portando velas- acompañaron su discurrir por las calles Trajano, Federico García Lorca, Rueda López, Javier Sanz, Obispo Orberá, Navarro Rodrigo, Paseo de Almería, Gerona y Álvarez de Castro hasta observarla mientras cruzaba el arco de Santo Domingo para no volver a las calles almerienses hasta principios del próximo año, el segundo domingo de enero, cuando los fieles la acerquen en solemne y festiva romería hasta su ermita en Torregarcía para recordar su llegada a las orillas almerienses.

El olor a nardos, a incienso y a mar, los sonidos de los estruendosos cohetes y los sones musicales fueron el horizonte, el telón de fondo para el caminar de la patrona por las calles de la ciudad. Como cada año, como dicta la tradición y como sólo ocurre el último domingo de agosto. Como volverá a ocurrir el año que viene.

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