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Fachada externa de la futura biblioteca municipal de la ciudad de Almería, que estará ubicada en la calle Santos Zárate.
En las tripas de la futura Biblioteca

En las tripas de la futura Biblioteca

IDEAL se 'cuela' en las obras de adaptación del antiguo cuartel de Santos Zárate para vislumbrar los primeros cambios importantes en un interior ya lleno de espacio y luz

Sergio González Hueso

Domingo, 22 de enero 2017, 03:11

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En las tripas de un edificio del que sólo queda su estructura cualquiera se siente extraño. Es una sensación como de haber llegado tarde. Más si el lugar en cuestión ha guardado tantas historias como un antiguo cuartel de Policía Local. Enclavado en el centro de una humilde ciudad hecha así misma, a media altura de la artería que cruza la cartografía urbana de norte a sur, el de Santos Zárate y diseñado por Guillermo Langle -el de los Refugios o la antigua estación de autobuses [hoy un supermercado]- es un inmueble que se encuentra hoy a merced de los ejecutores de un proyecto cuyo objetivo no es otro que hacerle recuperar de nuevo su vigor social de antaño.

En el que era el lugar de trabajo de agentes de la ley y centro de peregrinación de ciudadanos dispuestos a recorrer sus recovecos para cumplimentar cualquier trámite, se viene desde octubre desarrollando una actuación de la que surgirá un flamante equipamiento cultural. Una todopoderosa biblioteca, la primera municipal con cierta entidad, y que será clave para el dinamismo de una zona señera de Almería.

Aunque no será realidad hasta finales de este año, la curiosidad es una tentación difícil de apaciguar. Con el auspicio del área de Vivienda y Desarrollo Urbano y de la constructora Albaida Infraestructuras, la mercantil encargada de las actuaciones, IDEAL se sumerge en la interinidad de unas obras inconclusas para ver su desarrollo y empezar a imaginar cómo será el interior que proyecta 'Tri-teca'. O lo que es lo mismo, el trabajo del trío de arquitectos Helena de Sebastián Ochotorena, Rosa Ballester Espigares e Ignacio Espigares Enríquez.

Su idea fue la que más gustó en los despachos municipales entre las casi 100 que se presentaron al concurso convocado por el Ayuntamiento. Y así fue por su deferencia con la idiosincracia del edificio de Langle y por ambicionar un interior tan pletórico de luz como de espacio, valiéndose además para ello de las geometrías imposibles del racionalista almeriense.

Todos coinciden

Pese a que las obras no llevan ni tres meses desde que se pusieron en marcha, los 2.000 metros cuadrados del antiguo cuartel están irreconocibles. De su interior lleno de cubículos oscuros y mil y una estancias policiales, se ha pasado a espacios amplísimos por donde entra el sol a raudales. Por ellos se repartirán los usos y servicios que están previstos y que recorren un catálogo opulento: bebeteca, mediateca, salas de lectura, de estudio o infantiles, hemeroteca... y hasta un auditorio con graderío en la zona del patio interior. Este es uno de los puntos centrales de una adaptación imaginativa y vanguardista. Ya desde su pequeña entrada actual se siente la uniformidad espacial que pretende el proyecto, pues te reciben al cruzarla salas totalmente abiertas. Estas impresionan, más debido a la limpieza con la que la empresa está desarrollando la obra, donde sorprende que apenas se puedan ver escombros.

Sólo hay estancias desnudas, sin tabiques, con suelos trufados de cascotes, sombras proyectadas y humedades. Muchas de estas abundan en la planta inferior que escolta al patio, que de momento parece el de una cárcel. «Aquí es donde se guardarán los archivos bibliográficos», explica el director de obra. Al instante se entiende lo del relente y la falta de luz. Es necesario ambas características para resguardar los viejos documentos.

Su contrapunto será la terraza, que mira orgullosa a la Rambla de Almería. Son palabras mayores, al ser el punto más alto y el que se va a convertir en una cafetería de lustrosas vistas. Será la joya de la corona de un conjunto que apetece hasta incluso en pañales, que es como está ahora.

Grado de ejecución

«A día de hoy las obras se encuentran ejecutadas al 20 %, y se están simultaneando los últimos trabajos de demolición con los refuerzos de estructura. Se ha eliminado el revestimiento de fachada existente y se han consolidado las soleras que presentaban hundimientos», expresan con su jerga técnica habitual los profesionales a los mandos de esta obra tan importante, para la cual se invertirá mucho capital tanto humano como económico. Las explicaciones continúan a modo de subtexto, como buen ejemplo de la pericia de los que elevarán el inmueble de Santos Zárate a categoría de paraíso, que es como imaginaba las bibliotecas Borges. «Se están realizando los cargaderos en muros de carga para poder abrir huecos que permitirán nuevas zonas diáfanas, todo ello según el proyecto de ejecución», según dicen desde la empresa.

No queda ahí la cosa, además se está ejecutando las labores de «saneamiento enterrado» y ha comenzado el acondicionamiento del patio trasero, «elevándolo a la cota de planta baja de forma que este pueda ser utilizado como una prolongación del edificio al exterior», explican. Lo siguiente serán los trabajos para cubrir el edificio, que se harán mediante nuevos «forjados de cubierta y de planta para reforzar los existentes».

Tendrá que pasar por lo menos un año aún para que esto que suena a chino se pueda convertir en una de las instalaciones más ansiadas de la capital, si es que se cumplen las estimaciones dadas. Lo esperan así unos ciudadanos ávidos de cultura, los mismos que ya desean sumar recuerdos a los innumerables que ya vinculan con este edificio camaleónico. Dentro de poco mutara su uso de nuevo tras varios años de abandono, 15 meses de excavadoras y una inversión que rondará los dos millones de euros. Todo será por el bien de Almería, una ciudad que merece ya que su patrimonio esté rehabilitado y luzca como hoy precisamente no lo hace.

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