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Sergio González Hueso
Martes, 1 de noviembre 2016, 01:12
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Miles de almeriense volvieron a congregar en las principales calles del centro para disfrutar de una edición más de La Noche en Negro de la capital, en lo que viene siendo ya un ritual de celebración público que preludia el cambio de estación.
Con un abanico de actividades lúdicas de todo tipo, en una noche en la que lo mismo había un juego de supervivencia zomby como un concierto de Sidonie, Almería y sus ciudadanos cerraron con un éxito abrumador un evento que como siempre logró cumplir su objetivo: dinamizar el centro y sus negocios. Con la siempre tan atractiva estética de Halloween, esa fiesta importada que ya tiene un hueco preeminente en el calendario infantil, las calles del centro alojaron unas actividades de carácter más juvenil que en años anteriores.
Los siete escenarios preparados se quedaron pequeños ante la marea humana que les fue empapando desde las ocho de la tarde. Había muertos vivientes, brujas, esqueletos, villanos siniestros o ángeles caídos... entre muchos otros personajes de cuento. Hubo sustos, casas encantadas, mercados embrujados y hasta desfiles terroríficos y pirotécnicos. Y mucha cultura: con los museos abiertos hasta la madrugada o con conciertos de música de primer nivel.
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