Cada uno en su sitio

En las dos últimas semanas hemos vivido algunos episodios que arrojan luz y clarifican la situación que en materia de infraestructura ferroviaria vive la provincia. Una vez más la Mesa del Ferrocarril ha dicho basta y ha anunciado movilizaciones si el Ministerio de Fomento no adopta medidas para acabar con esta injusta discriminación hacia una provincia dócil donde las haya y de la que los partidos políticos se están aprovechando hasta la saciedad. Y ha sido ese anuncio el que ha llevado a los responsables del ministerio a convocar una reunión para el último día de septiembre. A la espera de lo que dé de sí el encuentro las cosas van cambiando muy poco a poco y siempre tras el trabajo loable de los componentes de la mesa. Una mesa en la que la presencia de los políticos es notable, lo que viene a ser el camino más corto hacia el fracaso. Parece claro que los logros vienen de la mano de la sociedad y que cuando la presencia de los representantes públicos se produce se da un frenazo en las reivindicaciones. Pero no porque los políticos, en cuanto ciudadanos de a pie, no quieran que la situación mejore, sino porque en su calidad de integrantes de una estructura partidista están más empeñados en tapar las vergüenzas de su partido y en airear las del contrario. Ocurrió con la Mesa de las Infraestructuras que al final murió por la inacción a la que la sometieron los diferentes partidos allí representados con el alivio consiguiente para los empresarios convocantes hartos de asistir a discusiones políticas estériles en sus reuniones que ahogaban cualquier intento de sacar nada adelante. Por eso llama la atención que la Mesa del Tren haya consentido la presencia política en su seno cuando los partidos no deberían estar allí porque nada aportan. Y me explico. Los representantes públicos deben ser una vía efectiva para canalizar las demandas sociales hacia sus gobernantes, mientras que otra vía es la acción ciudadana. Ahí comienza y termina el servicio que los políticos deben hacer de manera honesta a la ciudadanía. Hace unos días se celebró una reunión en Guadix para reclamar mejoras ferroviarias. En la fotografía publicada destacaba la presencia de políticos de todas las administraciones de Almería, Granada y Jaén. Ahora resulta que son aquellos que han tenido la responsabilidad de no condenar al aislamiento a estas provincias los que más las defienden. Patético. Hace unos pocos días llegó el nuevo Talgo a la estación de Almería y a su encuentro salió la Mesa del Tren y un montón de políticos dibujando una ridícula instantánea más propia de la filmografía española de hace unas décadas. Los mismos que durante los últimos cinco años no han hecho nada por seguir con la construcción del AVE en la provincia estaban allí lanzando vítores con su presencia a esos siete y veintitrés minutos de recortes en el tiempo de viaje. No sé qué ocurrirá en la reunión del día 30, lo que sí sé es que la Mesa del Tren debe quitar lastre si quiere conseguir algo. Y esto no es nada traumático es simplemente que cada uno esté en el lugar que le corresponde.