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Fran Gavilán
Domingo, 14 de agosto 2016, 00:05
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El restaurante La Barca de Garrucha volvió a la normalidad tras la batalla campal acontecida en la noche del sábado 6 de agosto y en la que se vieron involucradas una docena de personas a raíz de la cuenta presentada a unos comensales, quienes se quejaron antes del altercado del «excesivo» precio de unas gambas rojas -unos 20 euros la ración- y, según la versión de los propietarios del local situado en el Paseo del Malecón, insultaron al personal del establecimiento y se negaron a abonar la cuenta.
Los propietarios del restaurante, que han presentado denuncia, al igual que los clientes conflictivos, naturales de Madrid, recibieron el pasado martes el apoyo de la alcaldesa de Garrucha, María López, quien lamentó «profundamente» los altercados y señaló que el episodio «de mala educación nunca debió llegar a las manos».
La primera edil de la localidad se reunió con los propietarios del restaurante afectado para conocer la evolución de los heridos tras el incidente y para «dar por zanjado un desagradable episodio que nada tiene que ver con nuestra imagen turística», señaló la alcaldesa.
Los responsables relataron a la representante política que los denunciados, una familia de ocho miembros, ocuparon una mesa en el restaurante en la noche del pasado sábado «cuando ni siquiera estaba preparada para ello», indicaron, al tiempo que puntualizaron que «aún así, se les atendió, pero en todo momento el comportamiento de estas personas no fue correcto, cívico, ni tan siquiera educado», según el relato de las víctimas.
Tras consumir algunos platos típicos entre los que se encontraba una ración de la popular gamba roja de Garrucha, los clientes se quejaron de la cuenta, de unos 60 euros, y «se creyeron con en el derecho de volver a insultar al propietario y camareros, provocando enormes incomodidades al resto de clientes». Según el relato de los responsables del bar, fueron los insultos los que detonaron la reyerta y las posteriores agresiones entre ambos bandos.
«En los veinte años que llevo en política en mi pueblo, nunca he vivido un episodio como este, pero en vacaciones se viene a disfrutar, a tener paciencia y no a pelear. El episodio de las gambas es anecdótico y se ha convertido en el eje de la historia por ser el plato estrella de nuestra gastronomía local», aseguró María López, quien transmitió su apoyo a todos los hosteleros del pueblo «para que no se sientan amedrentados por unos hechos puntuales».
En este sentido, el restaurante La Barca trató durante toda la semana de volver a la normalidad tras la trifulca y la «mala imagen» vertida a raíz de una pelea que «detonaron los clientes». Así lo indicó Pedro Luis Santiago Cortés, hijo del propietario del establecimiento, quien indicó que desde el pasado sábado las pérdidas del negocio superan los 8.000 euros a causa de los altercados.
«Nosotros simplemente hacemos nuestro trabajo de manera honrada. No puede ser que haya personas que traten de hacer daño a nuestra imagen», lamentó Santiago Cortés.
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