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Luis Santiago, vecino de Pescadería-La Chanca, en la plaza Pavía junto a sus dos hijos gemelos Luis y Andrés.
«Me acuesto preguntándome en qué le habré fallado yo a los míos»

«Me acuesto preguntándome en qué le habré fallado yo a los míos»

Luis Santiago, de 42 años de edad, lleva más de 4 años en paro, en su casa subsisten gracias al salario social pues sus dos únicos hijos en edad para trabajar, gemelos de 21 años, tampoco lo hacen

Sergio González Hueso

Lunes, 25 de julio 2016, 00:05

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Luis Santiago, de 42 años, arriba a la plaza Pavía acompañado de sus dos hijos gemelos de 21 años. Viven en Las Pedrizas, una de las zonas más vulnerables del barrio almeriense de Pescadería-La Chanca. Al llegar al corazón del ágora comercial, comienzan a saludar a familiares y amigos. Son las doce de la mañana de un viernes del mes de julio. No, no están de vacaciones. Tampoco han ido a comprar o vender. Simplemente, tienen un encuentro con un periodista porque llevan más de cuatro sin llevar un sueldo digno a casa.

«Me acuesto preguntándome en qué le habré fallado yo a los míos». Luis, que vive en una vivienda protegida junto a su mujer y sus cuatro hijos, no trabaja desde 2012, año en el que perdió su empleo como mozo de almacén en Las Hortichuelas. Desde entonces anda desesperado y frustrado ante la realidad que le ha tocado vivir a él y a los suyos. «Yo jamás imaginé que acabaría de esta forma», lamenta ante la mirada de Luis y Andrés, sus gemelos de 21 años, quienes tampoco han podido generar ingreso alguno desde la crisis.

A cualquiera de los tres les suena a chino eso de la revitalización del mercado laboral que repiten los políticos o periodistas. Con el eco lejano de unas cifras macroeconómicas que en su barrio ni llegan ni se les espera, lo único que entienden en su casa es que subsisten gracias al salario social y a la pensión de la abuela. «Bajo a la lonja a ver si puedo ganar aunque sea unos euros ayudando a alguien. Si son cuatro... ese día se come, pues el salario social [426 euros] sólo te lo dan seis meses y de ahí pago las facturas. Después para volver a echarlo tienes que esperar un año», cuenta este vecino de La Chanca, al que le «mata» estar en edad de trabajar y acabar más de un día a la semana pidiéndole a su madre que le haga un puchero a sus hijos. «Es muy triste que te independices, te cases, formes una familia y que a los 40 tengas que volver a casa de tu madre porque no tienes nada que comer». Para este almeriense es durísimo no poder cubrir las necesidades básicas de su familia. También lo es el hecho de que sus dos hijos mayores no hayan encontrado un empleo aún pese a que al igual que él estarían dispuestos a trabajar en cualquier cosa. «En el barrio estamos todos igual», asegura uno de ellos.

La Chanca ha sido una de las zonas de Almería más golpeadas en los últimos años. Fue precisamente en respuesta a esta situación crítica, cuando Luis y otros vecinos desesperados crearon una plataforma de desempleados para visibilizar sus realidades cotidianas. Comenzaron así una andadura en la que lograron hacer mucho ruido en los años duros de la crisis. Reventaban plenos, se concentraban en la calle o apretaban a la oposición... Fue entonces cuando recibieron del Consistorio «muchas promesas» que, según Luis, «no se han cumplido». «Han pasado de prometernos de todo a ni siquiera recibirnos», critica este vecino, que no dejó nunca de pagar sus facturas.

Pide ayuda para él y para su barrio. Pese al drama que vive, de lo único que no le quedan ganas es de «tirar la toalla». Como bien dice, «es mucha la responsabilidad como para abandonarme a la suerte».

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