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Sergio González Hueso
Domingo, 24 de julio 2016, 00:09
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La semana que viene comienza una intervención de urgencia en la muralla Norte del Conjunto Monumental de la Alcazaba, debido a que su mal estado de conservación hace temer a los técnicos de la Junta que se produzca una situación de «riesgo grave» para las personas o para el propio centro cultural.
Así lo comunicó el pasado miércoles la delegada del Gobierno andaluz, Gracia Fernández, que además de precisar los detalles de la actuación cuantificó el gasto en aproximadamente 34.000 euros.
Este anuncio, realizado en época de turbulencias patrimoniales tras las recientes perforaciones impunes del Patio de Armas, lejos de aliviar las tensiones existentes hoy entre Administración y administrados, puede operar precisamente para todo lo contrario. La penosa situación que vive la muralla Norte no sería tal si el Ejecutivo andaluz hubiera cumplido sus compromisos de 2011 y 2009.
Fue un año después de la explosión de la burbuja inmobiliaria cuando en una visita guiada a la parte externa del monumento contenida en el proyecto denominado 'el espacio del mes', la directora de la Alcazaba, María Luisa Ortega, junto a un arqueólogo, presentó durante el recorrido un proyecto para restaurar el lienzo Norte. Tal y como informaron las crónicas de la visita, en ella se aseguró que el proyecto en cuestión se encontraba en fase de estudio en la Dirección General de Bellas Artes de la Consejería en Sevilla y que, una vez se cumplimentasen los requisitos de la tramitación burocrática, las obras comenzarían seguidamente: en el último trimestre de 2009.
Nada más lejos de la realidad, pues dos años más tarde, concretamente en el mes de septiembre de 2011, se anunció que dicha actuación, que llevaba en estudio 24 meses, se iba ya a contratar a finales de año gracias a una partida presupuestaria. Con un total de 668.000 euros, aportados al 50% por la Consejería de Cultura y el Ministerio de Fomento en el marco del programa 1% cultural, la Junta renovaba de nuevo su compromiso con la muralla Norte. Pocos detalles se dieron entonces de lo que se iba a hacer, algo que puso en guardia al periodista de IDEAL. Con las mismas, escribió: «El anuncio tiene más de un viso de erigirse como una respuesta a las críticas que ha recibido Cultura en las últimas semanas por su pasividad ante un elevado número de construcciones patrimoniales (...) cuatro meses quedan por delante para comprobar la realidad o la fantasmada».
Sus peores augurios se acabaron cumpliendo. Hoy, un lustro después, este proyecto se ha licuado en una modesta obra de urgencia para un lienzo Norte que continúa en bucle: siempre en pésimas condiciones de conservación y a la espera de una actuación digna que no acaba de llegar.
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