Nueva amenaza contra las pitas: el picudo negro
Este coleóptero, también de origen exterior, ha sido identificado en Almería como especie invasora, igual que la planta a la que ataca, el Agave americana
Miguel Cárceles
Domingo, 28 de febrero 2016, 01:10
Probablemente no la identifiquen como una especie invasora. Se ha colado en el imaginario como un elemento paisajístico tan almeriense como el arrecife de Las ... Sirenas o la playa de Mónsul. Sin embargo, el propio nombre científico de parte de esta especie, Agave americana, deja claro que de almeriense tiene bien poco. Las pitas son una especie invasora originaria de ultramar que ha venido adquiriendo un valor etnográfico -por su utilización para la elaboración de cuerda-, cultural y paisajístico. Y con ello, han pasado de invasoras a 'invasoras de andar por casa'.
Sin embargo, se han convertido en una amenaza clara para otras especies, éstas endémicas, que están observando cómo el pitaco les resta terreno y, con ello, presencia en su espacio más habitual. Especialmente en la franja litoral entre El Alquián y Cabo de Gata, donde existe una importante plantación de pitas para la producción de fibra abandonada desde los años 50 que, si bien no ha ganado más suelo, sí que ha crecido en densidad asfixiando a otras especies. Son concretamente dos subespecies mucho más agresivas, la sisalana y la fourcroydes, las que están amenazando a otra especie ésta sí en peligro: el azufaifo (también llamado arto). En Europa, sólo se puede ver en el sureste español. Y las pitas están comiéndole el terreno -junto con la presión urbanística y la de los cultivos bajo plástico-.
La Junta de Andalucía ha anunciado que actuará sobre 26 hectáreas de estos terrenos, la zona situada dentro de los márgenes del parque natural Cabo de Gata-Níjar. En este espacio, se eliminarán los ejemplares de pitas abandonados tras la fallida plantación productiva y se dejará el terreno libre para que los artales -otro de los nombres del azufaifo- puedan ir repoblando el terreno que hasta esa fecha era suyo. La zona está declarada hábitat de interés prioritario por la normativa europea, estatal y autonómica. Y aunque han surgido algunos movimientos sociales en contra -por ejemplo, se han recogido casi 1.500 firmas en Change.org- cuentan con el apoyo de la mayoría de las organizaciones conservacionistas, entre ellas el Grupo Ecologista Mediterráneo.
Sin embargo, esta actuación de la administración autonómica no es la única amenaza para este 'invasor de andar por casa'. El verdadero dolor de cabeza -si las plantas lo padeciesen- para estas especies de pitas es el recién llegado a Almería 'Scyphophorus acupunctatus', el picudo negro. Un coleóptero pariente del picudo de las palmeras que se alimenta de la perforación de esta especie de vegetales. Como su alimento, llega de fuera. Y es una amenaza real para la biodiversidad.
«Originario del suroeste de Estados Unidos, Baja California, México y Centroamérica, está considerado como una de las plagas más importantes que afecta a los agaves, aunque también puede afectar a otras especies como yucas, aloes, dragos y nardos», advierte Gema Clemente, entomóloga. Recientemente ha escrito un artículo explicando algunas dudas sobre su presencia en tierras almerienses para la Sociedad para el Estudio y Recuperación de la Biodiversidad Almeriense (Serbal). Según esta experta, la llegada del picudo negro se habría producido con la importación de Agave sisalana, una de las especies con presencia en la franja litoral de la bahía de Almería.
«En Europa, el Mercado Único Europeo permite la libre circulación de plantas, eliminando las fronteras entre los estados miembros, y por lo tanto las inspecciones fitosanitarias fronterizas. Los controles fitosanitarios se llevan a cabo en los países de origen y en las fronteras sólo se controla que la mercancía lleve el 'pasaporte fitosanitario' en regla». La cuestión es que esta especie de pita, el sisal (Agave sisalana), no requiere de este pasaporte fitosanitario.
La primera detección en España tuvo lugar en 2007 en Barcelona, algo que ayudaría a apoyar la tesis de la importación de la especie con la adquisición de plantas para ornamientación -el puerto de la ciudad condal es una de las principales puertas de entrada-. Y de allí, habría sido el ser humano el encargado en expandir su territorio de dominio, dado su corto espacio de dispersión.
La principal consecuencia de la presencia del picudo negro es que es una amenaza para la pervivencia de los ejemplares de pita. En su perforación, provoca daños mecánicos a la alimentación de la planta. Pero además actúa como vector natural e introduce una bacteria que acaba desembocando en la pudrición de la pita. «El agave infestado va adquiriendo cada vez un aspecto más marchito, hasta que tiene lugar el colapso de la planta y con ello, la muerte», advierte Clemente.
La administración no está habilitada para actuar contra el picudo negro porque la pita, igual que la chumbera, es una especie invasora y por lo tanto no está en ningún catálogo de protección de la Administración. Sin embargo, su posible traslado a otras plantas autóctonas -los dragos, por ejemplo- conminarían a actuar.
Clemente no es demasiado optimista. «Es imprescindible hacer un estudio de su ciclo de vida y forma de dispersión. De otro modo en poco tiempo desaparecerán casi todos los ejemplares de agave, aloe, yuca, y quizás algo más grave, algunas especies autóctonas sobre las que aún no sabemos si este gorgojo es capaz de vivir». Y alguno de estos ejemplares de la flora podrían ser -quien sabe- endemismos almerienses.
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