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Miguel Cárceles
Miércoles, 25 de noviembre 2015, 01:18
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Sus posibilidades son escasas. Ciudadanos ya ha dado a conocer -si la ventolera no gira la veleta- que volverá a ponerse de canto y que se abstendrá en el Pleno de investidura de este sábado, 28 de noviembre, en el Auditorio Municipal Maestro Padilla de la capital. Eso permitirá el relevo tranquilo al que aspira el PP, situando al delfín de Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, Ramón Fernández-Pacheco, en los despachos del Preventorio sin más aspavientos.
Sin embargo, el PSOE no quiere darle a Pacheco, al PP -y también a C's- la investidura mascada. Entonces, hace seis meses, los naranjas de Miguel Cazorla le dieron a los populares la Alcaldía por sorpresa, tras anunciar con bombo y platillo su apoyo a un gobierno de cambio liderado por Pérez Navas. Esto supuso un antes y un después para la formación, que se está viendo forzada a reconstruir los puentes de credibilidad derrumbados en pocas horas de telefonazos entre la cúpula de Albert Rivera y los despachos de Génova 13, arduamente implicados en una investidura del todo rocambolesca.
Juan Carlos Pérez Navas, portavoz del Grupo Municipal Socialista, volverá a presentar su candidatura para intentar liderar un gobierno municipal de cambio. Cuenta a priori con el apoyo de sus nueve concejales. Izquierda Unida, que en ningún caso apoyaría a Fernández-Pacheco, aún no ha decidido qué hará. Podría incluso presentar su propia candidatura o volver a apoyar al socialista Pérez Navas, como hace seis meses, en una muestra de unidad del cambio.
Sin embargo, esta candidatura de Pérez Navas, cuya crónica de una muerte anunciada pasa por una nueva derrota (al PP le bastan sus 13 escaños para aupar a Pacheco si no hay una coalición tripartita) no tiene tanto como objetivo el de torcer el timón del Ayuntamiento, algo improbable, como el de volver a poner a Ciudadanos y a Miguel Cazorla, portavoz del grupo, en la misma tesitura que hace seis meses: apoyar un gobierno de cambio o dejar que siga gobernando el PP.
El calendario -a falta de un mes para las elecciones generales- es un plus de peligrosidad para los naranjas, que no querían pronunciarse antes de la cita con las urnas y que se verán sin embargo obligados a hacerlo. Decantarse por el cambio o por la continuidad les marcará la carta de juego para el próximo 20 de diciembre en la provincia de Almería. Y claro, con las encuestas como hasta ahora, en La Moncloa puede pasar de todo. Y de ello, derivarse en cascada sumas inesperadas, pactos insospechados y mociones de censura en más de una Corporación local. Les habría venido mejor que fuera después.
El mensaje de C's es que la elección de nuevo alcalde es una cuestión interna del PP. Casi como si se tratara de una mera formalidad, del traspaso de una herencia. Pero la cuestión es bien diferente. Lo del sábado vuelve a ser un Pleno de investidura, y el candidato del PP, Ramón Fernández-Pacheco, deberá pasar exactamente el mismo examen que su predecesor, el dimisionario Comendador, el pasado 13 de junio. Cazorla no presentará candidatura. Pero su voto volverá a ser determinante. Si se vuelve a abstener -como ha anunciado- Fernández-Pacheco tendrá pista libre para seguir siendo alcalde, ahora con todas las de la Ley, tras una semana de interinidad. Si tuerce la mano, puede pasar de todo.
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