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Rafael Esteban, presidente del pleno, ofrece el bastón de mando a Luis Rogelio Rodríguez-Comendador tras ser proclamado alcalde de Almería.
La investidura más rocambolesca de España

La investidura más rocambolesca de España

Comendador retiene la Alcaldía después de que el PP, con Rajoy a la cabeza, presionara el viernes a C's para abortar el pacto con Pérez Navas

Javier García Martín

Domingo, 14 de junio 2015, 02:20

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Esto sólo lo podía haber previsto Antonio Machado. En política, cuentan que dijo un día, sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire y no quien quiere que sople el aire donde pone la vela. De haber tenido en mente esta cita el socialista Juan Carlos Pérez Navas, hasta ayer el futuro alcalde de la capital tras la firma de un pacto con los Ciudadanos de Miguel Cazorla, su rictus al entrar a su fallida sesión de investidura en el Auditorio Maestro Padilla habría sido otro. Al menos, habría tenido la sospecha el día anterior de que la euforia que vivía su sede no era más que el preludio de la más amarguísima de las derrotas. Pero, hasta la madrugada de ayer, nadie, ni mucho menos en el PP, supo que finalmente los tres ediles naranjas tendrían que abjurar de forma precipitada de su pacto con el PSOE y votar en blanco entre abucheos, pitidos y gritos de 'traidor'. La machadiana es, por tanto, la lectura que ayer quiso realizar de la estrambótica situación vivida en la capital su flamante alcalde, el reelegido contra todo pronóstico pero por cuarta vez Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, cuando lanzó tal cita en su discurso de toma de posesión con parte del público abandonando la sala y tras aguantar el tipo ante una grada que le recriminó hasta la supuesta compra de votos que habría perpetrado y que investiga la Fiscalía.

Al filo de la medianoche, un correo electrónico avisó a Cazorla de que, en nombre del partido, tenía que revocar el pacto con el PSOE. «Ha habido un error», sintetizó ayer como pudo el líder de Ciudadanos. A menos de una hora de que comenzara la investidura, Cazorla compareció de urgencia ante la prensa pidiendo disculpas para explicar que la dirección y el comité de pactos finalmente desautorizaban el 'sí' al PSOE, segunda lista en votos tras el PP el pasado 24-M, y asegurando que tomaba la decisión «en contra» de su voluntad y resaltando su «honestidad» con todos . La otra opción, la de irse al grupo mixto y votar en conciencia fue descartada por los naranjas a fin de no crear «inestabilidad» en el Ayuntamiento. Y así fue. Sus tres ediles votaron en blanco entre el barullo del auditorio, provocando la elección por mayoría simple del candidato popular.

Rajoy, Cospedal y Moreno

El origen de este volantazo de última hora no hay que buscarlo, parece, en las manos del propio Cazorla. Según ha sabido IDEAL, el PP andaluz de Juanma Moreno impulsó este viernes una campaña en la sombra que llegó a las puertas del PP nacional para evitar el descalabro en siete de las ocho capitales autonómicas. Con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a la cabeza, los teléfonos de Génova y Moncloa se movilizaron para contener la catástrofe allí donde era posible, singularmente en Almería, ciudad en la que el PP recibió el 40% de los sufragios en las urnas, el mayor de los respaldos, pero también en Jaén o Granada.

Enterada también de la situación hasta la secretaria general de los populares, María Dolores de Cospedal, el líder andaluz de Ciudadanos, Juan Marín recibió un toque de atención para que dejara gobernar a las listas más votadas, algo que tuvo que contar necesariamente con el visto bueno de la dirección de Albert Rivera.

Esas serían las «gestiones a otros niveles» que ante la prensa aplaudió Rodríguez-Comendador y que ayer le volvieron a dar la Alcaldía. «Ciudadanos ha optado por lo lógico», valoró. No sin retranca, el portavoz en el Congreso del PP, Rafael Hernando, un 'duro' a nivel nacional y próximo a Rajoy, confió en que el final feliz para los suyos «sirva de lección a los que han intentado ganar en los despachos lo que no han ganado en las urnas». Pérez Navas, que tuvo que conformarse con leer el discurso de líder de la oposición al postularse como alcaldable sin apoyos ante el pleno, tragó saliva y, con la voz rota, se mostró «convencido» de ser el 'gobernador' moral de la jornada.

«Lamento ante los ciudadanos que puedan entender que esta es la política -valoró-: yo reivindico otro tipo de política, la noble, la que cuando se dice algo se cumple», espetó al término del pleno. Pérez Navas se fue así algo más sosegado, secándose el traje del jarro de agua fría recibido unas horas antes. Con él mojado, a su entrada, el socialista aseguró que «un pueblo no se merece esto», una de las frases que quedará para los anales de la historia de la investidura más insospechada de Almería.

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