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JOSÉ LEYVA
Miércoles, 1 de abril 2015, 01:41
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Ayer la Hermandad de Coronación salió en procesión a contarnos, con un desfile emocionante, sus veinticinco años de historia. Una historia llena de momentos inolvidables que, a buen seguro, estuvieron en la mente de todos los componentes del cortejo y que fue el alimento con el que soportaron el itinerario más largo de toda nuestra Semana Santa.
Esta historia comienza el día que José Manuel Soriano soñó con darle a su barrio de Los Molinos una hermandad de Penitencia y, para darle forma, regaló una imagen hecha en barro de una bella dolorosa. En torno a ella se forjó Coronación, la Hermandad de Los Molinos, el orgullo de sus vecinos. Y la hermandad supo reconocer este sueño entregando a José Manuel Soriano un recuerdo hace apenas un par de días en uno de los actos convocados por esta efemérides del vigésimo quinto aniversario.
La cofradía recorrió con orden las calles que le llevaron hasta el centro de la ciudad, a la Carrera Oficial, y discurrió por ésta con el mismo respeto pero con mucho más cariño. Los recuerdos de los años que la hermandad se recogía en Santiago, los primitivos pasos, los traslados a nuevas y diferentes sedes canónicas, estuvieron en el recuerdo de todos los que conocemos a esta hermandad desde sus orígenes y la hemos visto crecer hasta convertirse en la gran hermandad que es a día de hoy.
El primero de los pasos, el Misterio de la Coronación de Espinas, entró triunfal en el Paseo a los sones de la Agrupación Musical 'Ntro. Padre Jesús de la Piedad en la Presentación al Pueblo', de Jaén, y presentó al público que llenaba las tribunas una escena de la Pasión de Cristo llena de Humildad. De Humildad y de Paciencia. Este paso representa el momento en que Jesús tiene que padecer las burlas de los soldados romanos que, ciñéndole una corona de espinas en la frente y poniendo en sus manos una caña a modo de cetro, se reían de él mientras gritaban «Mirad, aquí tenéis al Rey de los Judíos». Incluso un soldado burlón aparece en el paso arrodillado delante de Cristo desencajado de risa y extendiendo sus manos hacia Él a modo de presentación.
Y Cristo soportando las burlas. Un hombre que viene a liberarnos, que trae un mensaje de amor que es capaz de defender hasta con su propia vida y que tiene que soportar el escarnio y el desprecio de aquellos a quienes ha venido a salvar sin revelarse un solo segundo. ¡Qué paciencia! ¡Cuánta Humildad! La misma que debemos tener nosotros cuando nos encontremos con situaciones del estilo. Y digo del estilo porque, de vernos en la misma, estoy convencido de que no la soportaríamos con el talante que Cristo la padeció a pesar de que somos hombres como Él y podemos hacerlo.
La cuadrilla de mujeres que cargan este paso ascendieron en Paseo en largas chicotás, normal si tenemos en cuenta que, por la distancia que este cortejo recorre, son muchos los metros que se recorren cada vez que sienten el peso sobre su cuello. Un aplauso y mi reconocimiento por ellas.
Detrás entraron los penitentes del segundo tramo del cortejo, las mantillas y el paso de palio de crestería de la Virgen de Gracia y Amparo en sacra conversación con San Juan Evangelista, el único de nuestros palios en los que se recoge este íntimo momento que, aunque no esté recogido en las Sagradas Escrituras, a buen seguro que se produjo puesto que San Juan, el discípulo amado, quiso a la Virgen como a su misma Madre.
En el paso de palio estaba la novedad que la hermandad ha presentado en este año de celebraciones y que ha consistido en la realización de la última fase de labrado de la peana sobre la que procesiona la Virgen de Gracia y Amparo y San Juan Evangelista. Un delicado trabajo de orfebrería digno de la Reina de los cielos.
El palio también cruzó el Paseo en un par de largas chicotás que estuvieron magníficamente acompañadas musicalmente por la intervención de la Banda de Música 'Los Iris', de Instinción, quienes, con su música, le daban vida, sentimiento y emoción a la escena. Brillante su arreglo musical de 'Pescador de Hombres'.
Y, casi en un suspiro, Coronación entró, pasó y salió de Carrera Oficial. Su tránsito, aunque breve, resultó igual de emocionante que otros más prolongados. Más si cabe si tenemos en cuenta lo mucho que significaba el de anoche. Coronación ha cumplido su primer cuarto de siglo de historia y no ha terminado de escribir los renglones de todo lo que tiene que vivir durante el presente año. Lo de ayer solo fue una muestra del gran trabajo que realizan, y que la ha convertido en una hermandad puntera, consolidada y querida, pero poco en comparación con todo lo que van a disfrutar hasta que 2015 se despida del calendario.
Desde estas líneas quisiera felicitarles por traer desde Los Molinos una catequesis tan hermosa como la que nos sugiere su paso de misterio, por hacerlo con el mimo con que lo hacen, por sus quince años pasando por Carrera Oficial y por sus veinticinco años de historia. Deseo que todo su trabajo se siga viendo debidamente recompensado y que el cariño que se le tiene continúe creciendo y creciendo tanto como la propia hermandad ha crecido. Felicidades.
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