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Nuestra Señora del Primer Dolor procesionó sin palio por problemas técnicos de los varales.
El Amor todo lo puede

El Amor todo lo puede

La Cofradía del barrio de Las Huertas superó mil contratiempos y se presentó ante una ciudad que la recibió con el mayor de los cariños

JOSÉ LEYVA

Miércoles, 1 de abril 2015, 01:42

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Lo siento, pero no voy a poder ser objetivo. Este año no. Ayer me pasé toda la tarde con el corazón en un puño viendo salir a mi Hermandad del Amor y fueron tantas las emociones que viví que quiero compartirlas con ustedes en lugar de hacer una crónica descriptiva de lo que fue la salida de la cofradía en procesión.

Entré en San Sebastián a las seis y media de la tarde y me encontré al consiliario de la Hermandad, don Manuel Cuadrado, dirigiéndose a los componentes del cortejo para desearles una feliz Estación y para pedirles un favor; Que repartieran Amor por las calles de Almería. Junto a él, el Hermano Mayor, Juan Antonio García, y el Diputado Mayor de Gobierno, José Luis Meléndez, se responsabilizaban ante tal encomienda como testigos y garantes de que los buenos deseos del consiliario se cumplirían.

Y, cuando solo faltaban cinco minutos para que se abrieran las puertas del templo, empezó mi particular vivencia. Miraba a mi alrededor y veía las decenas de penitentes del cortejo poniéndose el antifaz, las dos cuadrillas de costaleros y costaleras ansiosos y nerviosos, la numerosa cantidad de mantillas, veía a Manolo Álvarez, Lola Verdejo, Juan Enrique Ureña, Belén Salvador, Raquel Navarro, Juanillo, Noelia, Almudena, Emilio Salvador, Rafa García, el 'fideo', 'pipero', Félix, Martín, Sonia, el 'tite' Carlos y tantos, tantos otros. La gran familia del Amor me cayó encima de un solo golpe. ¡Cuántos nombres propios sintiendo, como sentía yo, lo especial que era para todos la tarde de ayer, lo muchísimo que significaba!

No ha sido un año fácil para la hermandad, ni fácil ni tranquilo. Los incesantes contratiempos, la fractura interna de la corporación, los dimes y diretes, todo eso que ha estado en la calle y que ha levantado opiniones y testimonios de todos los colores pesaban como una losa cuando la Cruz de Guía se plantó bajo el dintel de la puerta. Ayer era el día en que, el Amor, iba a ponerle el punto y final a una historia de tristezas y el 'Érase una vez' a otra de alegrías. Normal que las lágrimas brotaran incesantes de los ojos de todos sus hermanos, incluido éste que les escribe.

Salió la cruz de Guía, salieron los sudarios con las estaciones del Vía Crucis, salieron los primeros penitentes y salió el paso del Cristo del Amor. Volvió a escucharse Marcha Real en Alcalde Muñoz, volvió a sonar la marcha 'Cristo del Amor' y llegó el cariño de la calle hecho aplausos de felicidad. Palmas que nos reconfortaron y nos tranquilizaron: El Amor está por encima de todo.

Luego salieron decenas de niños, cantera viva de la hermandad, volvieron a salir penitentes, mantillas, y la Señora del Primer Dolor salió de su rinconcito de la Iglesia para conquistarla desde el centro de la nave central. Sonó el toque de silencio, se produjo la levantá más emotiva que recuerde en mucho tiempo. Gracias Manolo Álvarez, gracias por todo lo que entregas a tu hermandad, y la Madre de Dios nos enamoró a todos sobre su paso sin palio.

Si, han leído bien, sin palio. Ayer la Virgen del Primer Dolor quiso conquistar la ciudad con su dulzura, ayer la Virgen del Primer Dolor cambió su palio de estrellas por otro que le prestó Almería, ayer la Virgen del Primer Dolor nos recordó que las vicisitudes que nos acosan son solo contratiempos pasajeros de los que se puede sacar una lectura positiva, un mensaje de esperanza. Ayer, la Virgen del Primer Dolor estuvo, para bien, en boca de todos los almerienses y, sin su palio, cautivó con su Divina Belleza.

Salió a la calle y Almería se la comió a besos, la inmortalizó en fotografías, se la grabó en el alma. Sonó Sorbas, con el mismo cariño con el que viene acompañándola desde hace dieciséis años, o más aun si cabe, y el pueblo se conmovió con Ella. Ayer, como había pedido el Consiliario, la Hermandad salió en procesión a repartir Amor por las calles de Almería y, por hacerlo, llenó sus alforjas y el corazón de sus hermanos de más amor todavía.

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