El cáncer es ya la primera causa de muerte en Almería

Como manda la época, hoy por hoy, ya no es fácil ni mucho menos automático encontrar una sola explicación a un fenómeno complejo. En el caso del lento pero sostenido incremento de la mortalidad derivada del cáncer durante los últimos 24 años que el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha revelado para la provincia, tampoco existen respuestas únicas. Y eso que ya ha subido 24 puntos en ese tiempo hasta representar el 26,8% de las muertes.

Lo único cierto es que, según los últimos datos publicados hace solo unos días, 2013 se llevó consigo a 1.271 almerienses que fallecieron por este motivo. Esta cifra representa una nimia reducción de seis decesos frente a las tasas del penúltimo año controlado por el servicio estadístico, pero dejan un titular que, tarde o temprano, tenía que llegar: por primera vez desde que se tienen registros, el cáncer es la causa más común de muerte entre los almerienses. Hasta la última serie, este necrológico podio lo coronaba el grupo de enfermedades del sistema circulatorio (infartos, arteriosclerosis).

La explicación, decíamos, no es sencilla. Ante todo, se trata de una tendencia planetaria diagnosticada ya en 2008 por la propia Organización Mundial de la Salud. Aunque se suele decir que el cáncer no entiende de edad, los expertos asumen que la mayor longevidad de la población en los países desarrollados juega a favor de la proliferación de estos casos en las morgues. Pese a ser una de las poblaciones menos envejecidas de España, la esperanza de vida al nacer de los almerienses supera desde hace un lustro la barrera de los 80 años 81,7 de media, 79 para hombres, 84 para mujeres. En términos absolutos, además, los casos han aumentado durante este tiempo del mismo modo que lo ha hecho la población. Amén de la mejor identificación del cáncer aquello de morirse de viejo parece menos común ahora que antes, no debe olvidarse la cuestión de género, un elemento que aquí perjudica a los hombres.

200 fallecidos menos

Alrededor de dos tercios de las muertes por cáncer las protagonizaron varones, especialmente propensos en términos estadísticos a presentar tumores en la tráquea, los bronquios y el pulmón, causa de deceso número uno para los hombres, seguida de enfermedades crónicas de las vías respiratorias. Cabe recordar en este punto que, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), el cáncer motivado por el consumo tabáquico uno de los grandes responsables de los tumores en el pulmón afecta a otras partes del organismo, como el estómago, la piel o la vejiga.

Entre las mujeres, las dolencias más devastadoras fueron las catalogadas en el apartado de enfermedades cerebrovasculares, que acabaron con la vida de hasta 210 almerienses, una menos que en 2012.

En segundo y tercer lugar, el Alzheimer y las insuficiencias cardíacas se repartieron, respectivamente, 140 y 118 víctimas mortales durante 2013.

En términos generales, la mortalidad en la provincia descendió en 209 casos, llegando a los 4.737 fallecidos según las tasas de residentes en Almería que ofrece el INE. Este número representa una caída del 4,3%. La mitad de este porcentaje se debió a una reducción en un centenar de casos de los decesos entre los hombres causados por enfermedades circulatorias, al que también contribuyeron, aunque en menor medida los registros entre las mujeres, que presentaron una caída en cuanto a los fallecimientos por cuestiones que afectaron a sus sistemas respiratorios.

Mínima mortalidad infantil

La muestra ofrece la posibilidad de establecer clasificaciones alrededor de grupos de grandes enfermedades. Además de las ya mencionadas que coronan los tres primeros puestos tumores, circulatorias y respiratorias suman dos tercios entre los fallecidos, las afecciones nerviosas (como la meningitis o el Alzheimer) y las digestivas (úlceras y enteritis) cierran los primeros puestos. A continuación, la oficina estadística cifra en 256 los casos de fallecidos tras sufrir «síntomas, signos y hallazgos anormales clínicos y de laboratorio» que, por su propia entidad, no aparecen en otros grupos. Aquí, destacan los paros cardíacos y «muertes sin asistencia» (141) y la «senilidad» (35).

En otro orden de cosas, no se registró ningún caso de muerte súbita entre recién nacidos y la tasa de mortalidad infantil menores de un año bajó por primera vez desde que hay registros de los tres casos por cada mil nacimientos, hasta quedarse en los 2,45, una cota muy por debajo de la media nacional (2,71) y la mitad que la anotada hace solo ocho años.

Atrás quedan, afortunadamente y como signo de esa evolución demográfica almeriense, cifras de escalofrío como las que se recogían en 1975, cuando dos de cada cien bebés fallecían en su cuna y sumían a las familias en los peores duelos. Si es que los hay mejores.