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El acta de Arenas que nada aportó

Un gesto suyo, arqueando la ceja, bastó para que Amat le abriese hueco en un puesto de salida, como número cuatro, de tal forma que quedaba desplazado un o una almeriense con merecidas aspiraciones

pepe fernández

Domingo, 1 de marzo 2015, 17:26

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Arrancado el año 2007, el entonces líder regional del PP, Javier Arenas, me pidió opinión sobre su hipotético desembarco en Almería, encabezando la lista del PP en marzo de 2008.

-Me parece un golpe de efecto en toda regla - le contesté-, un gesto insólito que nadie se espera y que muchos almerienses te van a agradecer con su voto. Además, servirá para levantar el ánimo a la militancia del partido, tras el desgarro producido por la secesión de Enciso y los de El Ejido.

Aproveché para preguntarle si lo estaba estudiando en serio, a lo que me respondió que no, «es una propuesta que el otro día me hizo Gabriel (Amat); ya sabes como es el abuelo barriendo para casa, pero nada serio, de momento».

Al cabo de los meses, Javier Arenas , nacido en Olvera (Cádiz), formado y adoptado políticamente por Sevilla, se convertía en el primer (y último) candidato a la presidencia de la Junta liderando la lista de su partido por Almería.

Y, en efecto, el electorado respondió masivamente en 2008 con un 72% de participación que benefició claramente al PP, frente a una abstención del 27%, una de las más bajas de la década. La lista de Arenas obtuvo 7 escaños frente a 5 del PSOE. Respecto a las anteriores elecciones de 2004, el PP había aumentado en 32.013 votos, mientras que el PSOE perdió 949 y Chaves premió a Martín Soler nombrándole consejero.

La siguiente consulta de 2012, con un pie en San Telmo según los más variados sondeos, el PP almeriense bajó en votos con un 51,23% frente al estrepitoso fracaso de los socialistas de Sánchez Teruel y Griñán que solo cosecharon el 35,37%. (Ahora Susana Díaz ha premiado a Teruel liderando otra vez la lista socialista). La brecha de diputados aumentó de 7 a 4. IU se quedó con el nuevo escaño que le correspondía a Almería por el aumento del censo. No obstante, el 43% de los electores se quedó en casa y solo votó el 57%.

Pese al éxito global del PP en la última consulta autonómica de 2012, ganándole al PSOE las elecciones por vez primera, la amarga victoria que supuso para Arenas comprobar que no logró la mayoría absoluta que le vaticinaban las encuestas y ver como Pepe Griñán pactaba con Diego Valderas la formación del gobierno, provocó una gran depresión en las filas de la derecha andaluza. Arenas, por enésima vez, había perdido la oportunidad de cumplir su sueño de habitar San Telmo y, lo que es peor en clave interna, muchos guardaron en el armario el nuevo traje a estrenar como consejeros y altos cargos del primer gobierno que les había prometido en campaña un Javier Arenas, más que sobrado.

Vuelve a Madrid

Al líder democristiano le costó digerir el pacto de perdedores que, consecuentemente, le jubiló temporalmente de la primera linea de la política andaluza. Dimitió y nombró a Juan Ignacio Zoido, creyendo que iba a ser su manijero en el cortijo andaluz, mientras volvía a donde prometió no volver: la política madrileña. Zoido, muy crecido por la mayoría absoluta lograda en Sevilla, feudo histórico del PSOE, se negó a aceptar mantener a Antonio Sanz en la Secretaría General como le pedía Arenas, rompiendo con los planes sucesorios que había pensado Arenas a la lampedusiana manera de que todo cambiara para que todo siguiera igual bajo su liderazgo de mando a distancia.

La segunda tocata y fuga de Arenas de la política andaluza, lógicamente, le apartó también de su feudo electoral almeriense. Se acabaron los constantes viajes y la presencia casi permanente de Arenas en Almería y, lo que es peor, difícilmente los cuadros almerienses del PP iban a poder sacar pecho por las aportaciones que su ilustre diputado había arrimado a los problemas y la realidad de la provincia. La paralización de las obras del AVE, tapiados los túneles, ha sido la imagen dura y real de lo poco o nada que Arenas ha podido hacer por su provincia. Por no hablar de los perjuicios causados al sector hortofrutícola con el reparto de la PAC. Quitando la presencia protocolaria en actos públicos, la opinión pública almeriense dejó de sentir la cálida y simpática presencia política del encantador Arenas, muy alejada de lo sucedido en el periodo entre 2008 y 2012.

Desplazar a un almeriense

Ahora, tras el adelanto electoral de Susana Díaz, casi nadie en el PP de Almería contemplaba la posibilidad de que Javier Arenas volviese con su paracaídas a figurar en la lista por la provincia. Algunos ya ni se acordaban de él. Pero Gabriel Amat sí, por haber sido su gran apoyo político en estos años en el partido. Ido su gran amigo Alberto Ruiz Gallardón del Ministerio de Justicia, al presidente provincial del PP se le ponían las cosas cuesta arriba ante la posibilidad de no contar con su protector Arenas al lado. El acoso judicial que padece Amat, imputado ya en un sumario por presunta corrupción urbanística, amén de las investigaciones en marcha sobre sus negocios y socios por parte de la Justicia, aterraban al alcalde roquetero por quedarse sin el tradicional apoyo en las alturas de su hermano pequeño. Fue cuando se juntó el hambre con las ganas de comer. Un gesto de Arenas, arqueando la ceja, bastó para que Amat le abriese hueco en un puesto de salida, como número cuatro, de tal forma que quedaba desplazado un o una almeriense con merecidas aspiraciones. Una decisión, de última hora, desconocida incluso por el líder Juanma Moreno Bonilla y que ha molestado enormemente a quienes dentro del PP almeriense aspiraban a un acta en el Parlamento de Andalucía. Así lo aseguran, al menos, fuentes del partido en la provincia que, en privado, manifiestan que «ya era hora de que Javier y quien le apoya aquí, se olvidaran de maniobrar en el partido y no quitarle un escaño a quienes sí han trabajado por esta provincia». Arenas, conocedor de estas críticas internas, ha llegado a decir que su presencia suma y que gracias a su continuidad en la candidatura obtendrá el PP «un diputado más». En realidad, asegura otra fuente, «Javier lo que pretende es obtener un acta para no desaparecer del protocolo». ¿Solo eso? Veremos.

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