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LLENO. El anfiteatro de la Rambla se llenó de escolares para celebrar el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil.
La esclavitud infantil, una vergüenza global
ALMERÍA

La esclavitud infantil, una vergüenza global

En el Día Mundial contra la Esclavitud Infantil, 500 alumnos de diferentes centros se rebelaron contra esta cruda realidad Una placa recordará a los 400 millones de niños esclavos

ANA LÓPEZ OTERO

Jueves, 17 de abril 2008, 04:25

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Iqbal Masih tenía 12 años cuando en 1995 fue asesinado por las mafias textiles de Pakistán. Pero su corta vida fue intensa. A los cuatro años fue vendido por las deudas familiares y comenzó a sufrir la esclavitud en una fábrica de alfombras. Se hizo cristiano, conoció a grupos que luchaban contra la esclavitud infantil y con sus reivindicaciones logró cerrar varias empresas en las que todos los trabajadores eran niños esclavos. Le amenazaron de muerte pero siguió con su lucha. Recibió premios en Estocolmo y Boston y con el dinero que le entregaron abrió una escuela en la que manifestó -cuando se puso la primera piedra- su intención de hacerse abogado para continuar con la labor que se marcó. No pudo cumplir con su sueño y su imagen, que llenó la mañana de ayer parte de la Rambla de Almería, sirve para representar la vida y el sufrimiento de millones de niños en todo el mundo. En concreto, de más de 400 millones de niños esclavos, según las estimaciones que se realizaron por parte de diferentes organizaciones durante la conmemoración del Día Mundial contra la Esclavitud Infantil.

Como cada año, de él y del resto que siguen vivos se acordó la Casa de Cultura y Solidaridad de Almería que movilizó a unos 500 estudiantes de Primaria y Secundaria hasta el Anfiteatro de la Rambla para que gritaran al unísono un 'No a la Esclavitud Infantil'. '400 millones de niños esclavos para nuestro consumo' rezaba una de las pancartas principales colocadas en el área, a partir de la que los organizadores recordaron que los menores son los que están fabricando la inmensa mayoría de los productos que adquirimos en Europa: Calzado, ropa, artículos electrónicos,... Ningún sector se escapa. Están en India, Pakistán o Asia pero también aquí, entre nosotros. El portavoz de la Casa de Cultura y Solidaridad, Víctor Martín, explicó que los sindicatos apuntan a que 500.000 niños trabajan en España. Suelen hacerlo en zonas rurales o ser hijos de inmigrantes, precisó, y que se les use como mano de obra representa, a su juicio, «que están sometidos porque, además, no tienen trabajos dignos» y se les está privando de derechos básicos para su desarrollo. En otras ocasiones, se utiliza a los más pequeños. Se pide con ellos en las calles, se les obliga a ejercer la prostitución... Una madre fue recientemente detenida en la provincia por hacer que su hija se prostituyera, la Policía ha intervenido en casos en los que la mendicidad se practicaba con bebés... Todo el mundo conoce esos casos. España y el resto de países comparten la injusticia, comentó Martín, y se tiene que entender el asunto de manera global. La esclavitud infantil se ha convertido, así, en una vergüenza global. Los actos con los alumnos de centros como el Stella Maris, la Sagrada Familia, el Maestro Padilla y la Compañía de María comenzaron poco después del mediodía. Fue justo después de que el alcalde de la ciudad, Luis Rogelio Rodríguez Comendador, descubriera una placa en homenaje a Iqbal Masih y el resto de los millones de niños esclavizados en el mundo. La lectura de poemas de autores como Gloria Fuertes abrieron la serie de actividades previstas. Las palabras dieron paso a la música. 'Que canten los niños', la popular canción de José Luis Perales, sirvió para reivindicar el papel que deben de tener los menores mientras que Chambao puso la nota de modernidad y compromiso con 'Papeles mojados'. La presentadora del acto hizo reflexionar a los asistentes sobre las vidas que se pierden cruzando el Estrecho, e hizo especial hincapié en los casos de niños que realizan la travesía en patera. África y Europa, representadas en el suelo con dos mapas, estaban separadas por una alambrada y sobre el continente vecino, un niño estaba tumbado, sin recursos. Para acabar con tanta desigualdad, otra idea: La de quemar en un bidón los carteles en los que se habían escrito realidades que se desea borrar de un plumazo: 'En Colombia, más del 65% de los mineros tienen menos de 16 años'; 'Dos millones de niñas son esclavas del servicio doméstico en Iberoamérica'...

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