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COMPLICADO. Petric se eleva para tratar de superar la defensa de Garabaya y Nagy. /M. MANZANO
Lo que no puede ser Víctor Tomás
Balonmano

Lo que no puede ser Víctor Tomás

Keymare no plantó cara en ningún momento a un Barça que se aprovechó Los naranjas jugaron sin centrales en defensa, todos lesionados, y lo pagaron

VÍCTOR J. HDEZ. BRU

Jueves, 3 de abril 2008, 04:13

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Es como si uno de aquellos gladiadores romanos se lanzaran a la arena sin red, sin espada, sin escudo y sin lanza; y enfrente aparecieran dos leones con la boca tan grande como la puerta de entrada. El resultado estaría muy claro.

No fallaron los pronósticos, ni mucho menos, ayer en el Pabellón Municipal Rafael Florido. Ante la mejor entrada de la temporada, la casualidad quiso que Keymare Almería presentase sus peores condiciones para disputar un partido.

Con las bajas de sus tres jugadores habituales en el centro de la defensa, Kraljic, Pavlovic y Miguel Olea, y con un cuarto que podría jugar ahí muy tocado, Adriá Figueras, el equipo almeriense fue un muñeco en manos de los lanzadores azulgranas, que hicieron prácticamente lo que quisieron y jugaron a placer durante todo el encuentro.

El choque no tuvo absolutamente ninguna historia y en algunos momentos de la segunda mitad llegó a parecer como si el Bara jugara contra un equipo de inferior categoría, con un Keymare al que se le juntaban ya su propia inferioridad ante un 'gigante' como el Bara, más la provocada por las sonadas ausencias en su plantilla y la impotencia por tener que jugar en esas condiciones.

Al final, 16 goles de diferencia que incluso pudieron ser más, de no ser porque el Bara terminó por bajar el pistón en unos últimos 20 minutos que fueron un enorme período final de 'minutos de la basura', en un partido antinatural entre un equipo grande con todo su potencial y otro que lucha por salvarse y al que las lesiones le habían restado sus pilares básicos.

Lo mejor, sin duda, que el choque de ayer no era de la 'liga' de los naranjas, que deben ahora borrar de su memoria lo sucedido ayer, recuperar jugadores y centrarse en los tres partidos que les han de servir para lograr plaza en el 'Olimpo' balonmanístico el año próximo.

Muy pronto

El primer tiempo estuvo marcado por los diez primeros minutos. El conjunto azulgrana salió lanzado, muy serio en todos los aspectos del juego, con un ataque demoledor con Víctor Tomás en el extremo derecho y Noddesbo en el pivote.

Entre ambos anotaron nueve goles al final de la primera parte y el equipo azulgrana vencía ya por cinco goles.

Sin embargo, Keymare tuvo momentos de brillantez y de plantar cara a su rival en esos primeros 30 minutos. De hecho, cuatro de esos cinco goles del descanso ya figuraban a favor de los catalanes en los diez primeros minutos. Después, los de Guillermo Plaza se metieron 'en faena' y jugaron 20 minutos de tú a tú con su rival.

El cuadro naranja encontró a Íker Serrano en el pivote y el navarro demostró a su poderoso rival el poderoso juego de pies, de espaldas a portería, del que hace gala.

Junto a él, Ivan Nikcevic empezó a adelantar que iba a ser el enemigo más peligroso del Bara, haciendo lo que mejor sabe hacer: colarse por el extremo. También Sayad y Tioumentsev mostraron claridad y descaro en ataque y el resultado fue que el equipo plantó cara al rival durante esos 20 minutos, a pesar de ir por detrás en el marcador durante todo el primer período.

Sin embargo, el problema era el que era, aquello de que 'lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible'. Sin centrales, los de Plaza se esforzaban en un sistema de defensas cambiantes intentando tapar huecos, pero cuando no recibían lanzamientos lejanos hacían aguas en los seis metros o incluso recibían fáciles contraataques, derivados de sus momentos de gran dificultad en el ataque estático.

Sin historia

La segunda mitad fue otra historia. O mejor dicho, no hubo historia. La salida volvió a ser en tromba por parte del Barça, poniendo de nuevo en serios apuros al ataque de Keymare y con un ataque demasiado fácil para los de Manolo Cadenas.

En cinco minutos, el Barcelona se había ido a los siete goles de ventaja y ahí desapareció Keymare, que tras diez minutos ya perdía por diez goles.

El barco de Guillermo Plaza vivió momentos de auténtica tormenta, con fases en los que incluso le costaba sacar de fondo sin perder el balón. Por fortuna, los naranjas se reencontraron consigo mismos y Nikcevic como director de operaciones y un cierto resurgir de Petric, logró terminar el partido, muy por detrás en el marcador, pero mejorando la imagen. Había sido la lucha de David contra '1.000 Goliats'.

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