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«Descuida, que en cuanto pueda me paso a veros jugar»
SERGIO VALDEOLMILLOS Y ÓSCAR CANO ENTRENADORES DEL CB GRANADA Y EL GRANADA CF

«Descuida, que en cuanto pueda me paso a veros jugar»

Los técnicos comparten un ameno almuerzo en el que exploran en su filosofía de trabajo y de ver el deporte «La continuidad de los proyectos es la clave de su progreso y lo que les da el salto de calidad», coinciden ambos

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Jueves, 8 de noviembre 2007, 11:34

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Conversar con Sergio Valdeolmillos y Óscar Cano es hacerlo con dos enciclopedias de sus deportes. Dos maneras particulares y sentidas de ver el trabajo y la vida. El entrenador del CB Granada hace años que reside con su equipo en la élite, mientras que el técnico del Granada trata de sacar al 'histórico' del fútbol residual. La tarea toca sus fibras sensibles, pues ambos son granadinos. Lejos de sentirse en una atalaya, Valdeolmillos trata de tú a tú y con sensible afecto a Cano, con el que comparte un ameno almuerzo en el restaurante El Figón de Triana, acompañado de una intensa charla sobre deporte en estado puro.

-La victoria es el fin máximo del trabajo de un entrenador pero, ¿prefieren un triunfo en casa o a domicilio.

-Sergio Valdeolmillos: En casa indiscutiblemente. La afición está contenta cuando ve a su equipo ganar. Todas las victorias valen lo mismo, pero en tu cancha el público las saborea.

-Óscar Cano: Vivimos en la sociedad del parecer. Parece más meritorio ganar en tu estadio. Fuera, piensan que planteas el partido para no perder. Se vende de otra manera. Hay que aislarse y dejar que te rodeen los que saben.

-¿Qué importancia le dan en la preparación a la sesión de vídeo?

-S. V.: Lo menos posible. Hay que seleccionar la información. El ser humano no está preparado para recibir demasiados datos. Antes me afanaba intensamente en los estudios a rivales que les mostraba. Ahora, lo intento reducir.

-O. C.: Coincido contigo. Es absurdo atosigar a los jugadores con tanta información porque acaban por no asimilarla.

-S. V.: Yo después del partido ni siquiera les hablo. Es una costumbre que he adoptado no hace mucho. Ya no discutimos sobre el encuentro. El lunes, tampoco. El martes, sí. Dejar pasar el tiempo, nos sirve para relativizar las cosas. No lo ves todo tan negro.

-O. C.: Los jugadores son poco tolerantes con las críticas. En general, detestan que se les señale en grupo. Por eso hay que saber el momento adecuado para conversar con ellos.

-¿Les preocupa cuando los medios 'engordan' a piropos a un jugador?

-O. C.: A veces hay que recordarles que nadie les va a poner una estatua por un partido bueno.

-S. V.: Eso también me pasa, pero el culpable no es la prensa. Son ellos. La prensa vende espectáculo, como es lógico y normal.

-O. C.: Para dirigir hay que ser un notable psicólogo.

-S. V.: Pues nosotros hemos incorporado uno al club y nos ha ayudado mucho. Con él, se sinceran. A veces cuando hablan conmigo los jugadores no ven más allá. El psicólogo se convierte en una figura importante para que las instrucciones les lleguen mejor. Es de mi plena confianza y sabe transmitirme soluciones sin violar su confianza. También me ayuda en lo personal. Me dice que conmigo es imposible, pero al final acaba dándome un punto de vista positivo. Os lo recomiendo.

-O. C.: Nosotros somos seis en el cuerpo técnico y algunos critican que ya somos demasiados.

-S. V.: El tiempo te permite mejorar en esa parcela. La continuidad de un proyecto es la clave del progreso y te da el salto de calidad. En CB Granada tiene una estructura avanzada.

-O. C.: En fútbol estamos a años luz de eso. Alguno no saben ni por qué se hacen las cosas. El último que ha ganado, es el que vale.

-S. V.: Imagino que la Segunda B será parecida a la LEB. Un grupo de diez equipos que invierten una pasta para ascender a corto plazo, sin más objetivo.

-O. C.: En mi caso, tengo una suerte tremenda. Me he encontrado con los mandatarios actuales, que tenían una gran necesidad por confiar de verdad en alguien.

-S. V.: Hombre, lo habías hecho bien en Armilla y Baza. En baloncesto estamos consolidados. Estoy convencido de que si yo no continuara, estoy seguiría igual. En el fútbol hace falta creer en una idea.

-O. C.: Sentir hablar a alguien de tu nivel con tanta cordura demuestra a que distancia está aún el fútbol. En mi deporte, los técnicos de élite son en su mayoría ex futbolistas. Terminan su carrera y se sientan en banquillos de Primera. Si lo extrapolamos al baloncesto, tú tendrías que medir dos metros para poder dirigir.

-¿Qué rutinas siguen antes de un partido?

-S. V.: Tengo un ritual que si me lo salto, no me siento cómodo. Como, bebo una copa de vino, me echo una siesta... Cumpliéndolo alcanzo mi mayor nivel de concentración. Con el tiempo, ya no doy tantas instrucciones a los jugadores y primo aspectos de motivación. En eso me ha ayudado el psicólogo. Reflexiono más. Evito mensajes negativos.

-O. C.: Hay que saber delegar en los que te rodean. El entrenador no es el centro del universo. Yo llegaba a casa después de perder y no se me podía ni hablar.

-¿Qué papel juegan los medios en el éxito o el fracaso de dos entrenadores granadinos?

-S. V.: Mi relación es mucho más cordial que antes. Todos hemos evolucionado. Comentarios maliciosos hay pocos. Pero por mucho que se metan contigo, los resultados mandan. Nunca te echa la prensa. Lo hacen las derrotas.

-O. C.: A mí nunca me han afectado demasiado las críticas. Me río incluso de algunos comentarios e ironizo. Si me preocupa cuando se 'inflan' a los jugadores.

-S. V.: Yo he tenido algunos rifirrafes, pero te digo una cosa. Cuando llego a la rueda de prensa y hemos ganado, veo caras felices y pienso: «ellos también se alegran cuando vencemos».

-¿Qué metas se marcan?

-S. V.: Jugar la Copa del Rey. Antes incluso que disputar un play-off. Sería un hito. A veces no creemos que seamos capaces. Nos puede el complejo de inferioridad.

-O. C.: El objetivo del Granada es ascender, pero paso a paso. Nuestra primera meta era inculcar una cultura de juego. Después, estar entre los mejores. En marzo, si estamos ahí, nos compararemos con los que mandan en otros grupos para saber si podemos subir, y ser fieles a la historia del club.

-S. V.: Mi consejo es que no te compares con el pasado, pues no ayuda. Desde donde estés, construye sin mirar atrás.

-Sergio, ¿nunca soñó con ser futbolista?

-S. V.: Pero si me quiso fichar el Betis. Era un extremo izquierdo muy fino y le metía unos 'petardazos' al balón tremendos.

-O. C.: Con esa terminología, se me va a caer el mito -risas-.

-S. V.: En serio que era bueno, pero mi padre me obligó a dejarlo para que estudiara. Jugué una final provincial en Los Cármenes. Tiré un penalti y, como nunca había jugado en césped, le pegue al suelo y me hice una esguince.

-O. C.: Yo era un mal estudiante. Cuando me centré, empecé a acudir a INEF, donde labré una gran amistad con Juan Antón. Me decía que tenía que se licenciado por los conocimientos que había adquirido. Nunca me llegué a matricular, aunque asistía de oyente.

-S. V.: El fútbol es muy complicado. Yo nunca sería entrenador. Sólo de pensar en manejar a 22 tipos y hacer una convocatoria...

-O. C.: En baloncesto se da tiempo para aplicar una metodología.

-S. V.: Hoy día ya no es tanto una cuestión de conocimiento. Todos los técnicos aplicamos sistemas similares. La clave está en la gestión del grupo. Los jugadores ya viene enseñados.

-O. C.: Yo creo que entrenar en Primera llega a ser más fácil que hacerlo en Segunda B porque en ésta tienes que ampliar las explicaciones, los jugadores captan los mensajes de otra manera. Por eso es poco frecuente que ex jugadores empiecen a dirigir abajo.

-S. V.: Que sepas que la última vez que compartí mesa con un entrenador de fútbol fue con Joaquín Caparrós en Huelva, y ese año ascendió.

-Se devolverán visita, ¿no?

-S. V.: Descuida, en cuanto pueda voy a veros jugar con mi hijo.

-O. C.: Ha sido un placer compartir este tiempo contigo. Eres un profesional como la copa de un pino.

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